"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
"Cuando me toma entre sus brazos y me habla en voz baja, veo la vida en rosa"
—Édith Piaf
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Omnisciente—
Una bella mañana de verano pintaba los cielos de Tokio, en la escuela de magia y hechicería se había dado un par de días libres a los alumnos después de un muy buen desempeño de su parte en misiones subsecuentes a lo ocurrido en la del recipiente del plasma estelar, la cual no resultó tan bien como debería.
Los cuatro alumnos de segundo estaban mucho más que emocionados por la oportunidad que les brindó su querido profesor, Yaga les permitió hacer lo que quisieran siempre y cuando no terminara con ellos en la cárcel o con alguien en el hospital, esa advertencia fue mucho más que nada para Satoru Gojo y su inseparable amigo, Suguru Geto. Ambos eran una bomba de tiempo juntos.
Por suerte para el profesor, ese día en específico Gojo no tenía en lo absoluto planeado pasar tiempo con su hermano del alma, hace exactamente un mes Satoru y Tsuki se habían hecho novios, por lo que ahora era el momento propicio para que ambos tuvieran su primera cita formal. El peli blanco estuvo insistiendo mucho a la chica para que salieran, cosa que no era necesaria pues Kamo accedió desde el primer momento, pero para Satoru sus nervios no le dejaban pensar mucho sobre eso.
—¡Vamos! ¡Sal de aquí holgazán!— Satoru prácticamente echó a patadas a Suguru de su habitación, el pelinegro había ido a molestarlo por la noche y ahora no lo dejaba alistarse para su muy ansiada cita.
—¿Por qué me estás pateando el culo?— se quejaba Geto sobando su retaguardia y mirando con un puchero a su amigo. Usualmente era él quien terminaba molestándolo hasta que se levantara, no al revés.
—Ve a ver si ya puso la marrana o algo — Satoru sacudió sus manos tratando de ahuyentar a su amigo del lugar. El pelinegro le sacó la lengua enojado, era inaudito que Gojo se levantara tan temprano y que lo sacara así de su habitación.
—Yo estaba dormidito tranquilamente, estúpido — se quejó de nuevo. Gojo le devolvió el gesto de sacar la lengua y ambos se enfrentaron en una guerra de miradas.
Finalmente el pelinegro terminó cediendo luego de lanzarle un zapato en la cara a su mejor amigo, salió corriendo del lugar antes de que Satoru terminara regresandole el golpe. Sin embargo eso no iba a pasar puesto que el peliblanco estaba con su mente demasiado ocupada en otras cosas, como en su amada novia, por ejemplo.
La reciente pareja había planeado un precioso día de campo a las afueras de Tokio, en un lugar tranquilo y pacífico donde ambos pudieran compartir su tiempo a solas como siempre habían hecho, esta vez era diferente y eso los ponía muy nerviosos a ambos. Los chicos no habían mencionado nada a sus dos compañeros de curso, así que era bastante probable que terminaran fugándose antes de que esos dos comenzaran a bombardearlos con preguntas.