"Cuando la noche se torne carmesí, la unión del líquido vital del poseedor de la técnica maldita perfecta del clan Kamo con el del heredero de los Seis Ojos del clan Gojo, traerá consigo al ser más poderoso jamás visto en el mundo, ningún hechicero...
"¿Quién eres? Con una alegría que no podía ocultar, como un loco te buscaba en este mundo, incluso en mis sueños en los que te estaba sosteniendo. Te voy a buscar y te encontraré"
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Tsuki—
El mundo entero se detuvo, incluso podría jurar que dejé de respirar por un instante al ver a Satoru sano y salvo dirigiéndose hacia mi dirección con los brazos completamente extendidos con el único propósito de rodearme con ellos como siempre lo había hecho. No lo pensé ni un instante en hacer la misma acción y comencé a correr en su dirección con la esperanza de poder sostenerme entre sus brazos como me había gustado toda la vida, para encontrarme en mi lugar seguro.
Su característico olor inundó mis fosas nasales cuando ambos chocamos el uno con el otro, me aferré a él con fuerza soltándome a llorar silenciosamente a sabiendas de que él por fin había vuelto con nosotros. Si bien solo fueron un par de semanas alejados era más que cierto que se volvió una eternidad gracias a todo lo que ocurrió en tan poco tiempo, sentí como su nariz se clavó en mi cabello y lo escuché suspirar con fuerza. Yo no encontré otra manera de ocultar mi llanto que poner mi cabeza sobre su pecho, una de sus manos comenzó a acariciar mi cabello sujeto en una coleta con mucha suavidad
—Estás aquí mi amor…— susurré con labios temblorosos sin querer separarme de él
—Prometí que estaría contigo siempre mi vida, lamento haberte dejado sin avisar — su voz se escuchaba quebrada pero sabía que ambos teníamos espectadores, él realmente se estaba conteniendo para no abrirse frente a tantas personas — Yo… lo lamento, no tengo excusas — me separé lentamente de él, cuando nuestros rostros se encontraron pude sentir sus pulgares limpiando mis mejillas, yo llevé una de mis manos a su cara para acariciarle y limpiar los pequeños rastros de lágrimas que estaban saliendo — Te ruego que me perdones— repentinamente se puso de rodillas frente a mi sacando un jadeo de sorpresa a todos los presentes, incluyéndome. Su cabeza miraba hacia el suelo mientras negaba una y otra vez y se aferraba a mis manos
—Toru… ¿Qué haces?— cuestioné sintiendo mis manos temblar, las llevé hasta su cabello blanquecino y suave para acariciarle haciéndole saber que estaba bien. No tenía por qué hacer esto — Tranquilo Toru, todo está bien mi vida, no tienes por qué...
— Te dejé sola Tsu y yo no tengo…— cuando alzó su mirada se encontró directamente con el bulto ya notorio en mi vientre, dicho acto provocó que se quedara mudo por más tiempo del que me hubiera gustado — ¿Tsu…?— sus ojos azules subieron hasta mi rostro. Para mí, su mirada siempre había sido la más bella de todas, era como ver el más bello océano y el precioso cielo capturados en un solo lugar dando pie a la existencia del sitio donde amaba perderme siempre. Sus ojos eran bellos, hermosos, radiantes y un universo que se volvía una ventana a su alma, pero ahora mismo… ese brillo que poseían estaba a punto de paralizar mi corazón. Siempre pude distinguir el amor en la mirada de Satoru puesto que estaba segura de que también emanaba de la mía siempre en su dirección, sin embargo esta vez era distinto, mucho más intenso de lo que había visto jamás, ese brillo adornando su mirada invadió cada parte de mi corazón y mi ser entero… las lágrimas amenazando con salir de nuevo de sus orbes
