En una relación se necesita una combinación de palabras y demostraciones, no pequeñas dosis de cada una por separado.
——
Para Emir, aquella había sido la mejor noche en comparación a cualquiera que lograra recordar anterior a esa, pero la incertidumbre de lo que podía llegar a ser el mañana no le permitió conciliar el sueño hasta muy entrada la madrugada.¿Cómo se supone que debía actuar al amanecer?
¿Debía hablar con Raykel sobre lo que había sucedido?, ¿sobre Will y aquella chica?, ¿sobre sus sentimientos y el miedo que sentía respecto a lo que fuera que estuviera planeando su familia?
Las respuestas a estas preguntas pudieron haberse resumido en un simple "sí" y Emir lo sabía, pero cuando llegó el momento descubrió que resultaba más fácil mantenerse en silencio y evadirlo todo, incluso si eso le agregaba peso a la carga emocional que llevaba.
—Recuerdo que en algún momento me dijiste que un amigo había comprado este departamento y que te lo alquiló a un buen precio —comentó Raykel mientras salía del baño con una toalla envuelta en la cintura—. ¿Ese amigo es el mismo a quien abrazaste anoche?
Emir continuó concentrado en su corbata frente al espejo y no respondió, pero Raykel no parecía estar dispuesto a dejarlo pasar.
—Tomaré tu silencio como un sí y tiene sentido, no te pago tanto como para que puedas permitirte ir a un club como ese, seguro él te llevó. ¿A caso tiene más dinero que yo?
—¡Raykel!
Frustrado por no poder lograr el nudo de la corbata y ofendido ante aquel comentario, Emir dio media vuelta y miró a Raykel, furioso, con la esperanza de que estuviera bromeando. Pero la mirada desafiante que se mantuvo fija en él, le dejaba claro que no era una broma.
—¿Qué clase de persona crees que soy?
—No lo sé, tú dímelo —respondió Raykel con indiferencia.
Emir decidió que salir de la habitación era lo mejor para no alargar aquel tema, pero no había dado dos pasos cuando Raykel notó sus intenciones, así que se quitó la toalla con total despreocupación y fingió buscar algo.
—¿Qué haces? —preguntó Emir sin poder apartar la mirada de su cuerpo desnudo.
—Busco mi ropa interior —respondió Raykel sin mirarlo.
—¡No me digas! —Emir agarró un bóxer nuevo que había puesto sobre la cama y con un dedo lo sostuvo a la altura de su cara—. Antes de que entraras al baño te dije que lo pondría sobre la cama.
—Lo olvidé —dijo Raykel esforzándose por ocultar una sonrisa.
Cuando Raykel levantó la mano para tomar el bóxer, Emir lo alejó apropósito —¿Me estás provocando? —susurró empleando un tono bajo y ligeramente agitado.
—¿Nunca has visto a alguien desnudo? ¿Por qué sería eso una provocación?
Raykel se acercó un poco más sin despegar la mirada de esos ojos verdes que lucían particularmente astutos y con un ágil movimiento le quitó el bóxer a Emir, quien se limitó a hacer una mueca lo más parecido a una sonrisa.
—¿Cuál es su agenda el día de hoy? Señor —preguntó Emir como si de pronto recuperase la compostura, se aclaró la garganta y volvió a su intento de ponerse a la corbata. Sin embargo, no retrocedió ni un paso mientras Raykel se ponía el bóxer a solo unos centímetros de él.
—Veamos —Raykel estiró un poco el elástico del bóxer provocando un ruido al chocar con su piel y acercó su rostro al de Emir—, hoy tengo una reunión con el equipo creativo, debemos decidir el concepto del próximo desfile.
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Inestable
Teen FictionEmir, un niño con la alargada sombra de un pasado trágico oscureciendo su presente, lleva casi toda su vida en un orfanato dirigido con mano dura por la madre superiora y las monjas a sus servicios. Todo cambia cuando cumple catorce años. En este en...