Raykel sabía que después de un mal día, nada como el calor del hogar y los cuidados de Emir para recuperar la calma. Había sido una jornada agotadora: tuvo que lidiar con el comité administrativo del hotel, que le exigía más atención y le ponía presión; con una famosa actriz caprichosa, que quería que él y su hermano le diseñaran un vestido espectacular para una gala; y con un huésped VIP que se quejaba de todo y amenazaba con irse. Apenas podía respirar entre tanta tensión. Pero cuando entró al ascensor y pulsó el botón del primer piso, sintió que se iba aliviando un poco el estrés. Emir le había prometido que esa noche le prepararía algunos de sus platos favoritos, y solo con pensar en el aroma y el sabor de la comida, se le hizo agua la boca. También se imaginó tomando una taza de té caliente, que le relajaría los músculos y le calentaría el alma; y sumergiéndose en un baño tibio, que le limpiaría el cuerpo y la mente de las impurezas del día. Sonrió aliviado, sabiendo que pronto estaría en brazos de quien lo esperaba en casa.Su sonrisa se desvaneció en cuanto las puertas del ascensor se abrieron, en el lobby dándole órdenes a su asistente estaba la señora Eliz, vestida de blanco con un traje de sastrería y tacones a juego, llevaba el cabello recogido en moño alto y su cara pintada con un sutil maquillaje que le hacía lucir fresca y juvenil.
—Aquí estás —dijo Eliz al ver a su hijo.
—¿Qué haces tu aquí? —quiso saber Raykel, molesto.
—Vine a supervisar como van los preparativos para el evento por tu cumpleaños, por supuesto.
Raykel intentó controlarse ya que había mucha gente alrededor, que, aunque con disimulo, parecían estar alertas ante cualquier error que cometiera.
—Tenemos un equipo que se está encargando de eso, además Rayden lo vigila por su propia cuenta. No hace falta que te tomes las molestias, madre.
—¿Ah si? —Eliz miró a su alrededor como si buscara a alguien y con un tono sarcástico agregó—: ¿Dónde está tu hermano que no lo veo? Espera, déjame adivinar, seguro en una floristería a las afuera de la ciudad fingiendo que el mundo a su alrededor no existe.
Raykel no respondió, tal vez porque con el tiempo había aprendido que a veces era mejor estarse callado o porque estaba demasiado cansando como para gastar energía siguiendo los juegos de su madre. Sin embargo, Eliz parecía muy dispuesta a continuar con el asunto. Como siempre ella estaba muy interesada en el cumpleaños de sus hijos, aunque claro, no por los motivos que se esperaría de una madre.
—El evento por el cumpleaños tuyo y tu hermano debe ser perfecto, hemos invitado personas muy importantes.
Raykel apretaba los dientes y los puños con tanta fuerza que comenzó a dolerle, cada encuentro con su madre y tener que lidiar con su superficialidad era una tortura para él.
—Tu y Rayden han estado muy distraídos, especialmente Rayden. Me sorprende que lo dejes hacer lo que quiera, ¿cómo es que no te das cuenta de que ese muchacho roba casi toda su atención y tiempo? No es mi intención crear conflictos, pero querido, tu hermano ha dejado de ser el mismo y todo es culpa de ese joven de la floristería.
—Por una vez en tu vida enfócate en tus asuntos y deja de meterte en mi vida, bruja maldita —dijo Raykel con un tono lo suficientemente alto como para que su madre pudiera escucharlo.
Elis se acercó y palpó la majilla de Raykel diciéndole que, de hecho, estaba ocupándose de sus asuntos precisamente.
—Es mi asunto asegurarme de que tú y Rayden cumplan con sus roles en esta familia. Así que respira profundo y has tu maldito trabajo, mocoso.
La mujer cargada de elegancia y buenas costumbres le dio un beso en la otra mejilla a su hijo y le deseó buenas noches.
Raykel continuó su camino con menos ánimos que antes y mucho más agotado. En la en la entrada principal lo esperaba su auto y cuando estuvo a punto de montarse escuchó a su prima Lennox saludarlo desde la distancia.
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Inestable
Teen FictionEmir, un niño con la alargada sombra de un pasado trágico oscureciendo su presente, lleva casi toda su vida en un orfanato dirigido con mano dura por la madre superiora y las monjas a sus servicios. Todo cambia cuando cumple catorce años. En este en...