34- Las flores de Owen

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Un intento por sanar

Raykel se sentó en el sillón de cuero frente al escritorio de la psicóloga. Hacía meses que no lo veía, desde que decidió que ya no necesitaba su ayuda. Pero ahora estaba de vuelta, con una sensación de vacío y angustia que no podía explicar. La psicóloga lo miró con una sonrisa amable y le preguntó:

—¿Qué te trae por aquí, Raykel? ¿Cómo has estado?

Raykel suspiró y bajó la mirada. No sabía por dónde empezar. ¿Cómo le explicaba que su vida se había desmoronado una vez más? ¿Qué se sentía solo y sin rumbo?

—No sé... —murmuró—. Supongo que necesito hablar con alguien. Alguien que me entienda.

Ella asintió, abrió una libreta y tomó un bolígrafo.

—Bueno, pues hablemos. ¿Qué te gustaría contarme?

Raykel se dejó llevar por la conversación y se acomodó en el sillón. Sin reparar en el tiempo ni en las palabras, le contó todo lo que pudo recordar. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se sorprendió al ver que tenía lágrimas en los ojos.

—¿Y cómo te hace sentir que Leo haya regresado?

—Tengo miedo —admitió Raykel.

La psicóloga asintió y anotó algo en su libreta.

—¿De qué tienes miedo exactamente? ¿De él o de ti?

—De mí —respondió Raykel un poco ausente.

—¿Por qué?

—Porque no sé quién soy realmente. Porque siento que hay algo oscuro dentro de mí que puede salir en cualquier momento y hacer daño a los que quiero. Leo hace que esa oscuridad sea más intensa.

—Entiendo. Es normal que te sientas así después de lo que has vivido. Pero no estás solo, Raykel. Juntos trabajaremos para encontrar las respuestas que necesitas. Y también tienes a tu hermano y a Emir, que te apoyan y te quieren tal como eres.

—¿Y si se cansan de mí? ¿Y si me rechazan o me temen?

—Eso no va a pasar, Raykel. Tú eres una buena persona, con un gran corazón y valor. No importa el pasado, lo que hayas hecho o pensado hacer. Lo que importa es lo que eres ahora y lo que quieres ser en el futuro. Y estoy segura de que tú quieres ser feliz y hacer feliz a otros.

Raykel cubrió su rostro con las manos y dijo:

—No lo sé. A veces creo que sería mejor desaparecer, tal vez así dejo de sufrir y la vida de mi hermano y Emir sería menos complicada.

—Sé que tienes muchas razones para continuar. Posees un inmenso potencial para hacer cosas maravillosas. No dejes que el miedo te paralice ni te impida seguir adelante. No tienes que vivir con el miedo que te atormenta por dentro. Puedes liberarte de él si te atreves a mostrar al mundo y a ti mismo lo que vales y todo lo bueno que puedes aportar.

La conversación con la psicóloga le había dado a Raykel un alivio y una gratitud inesperados. Pero a veces pensaba que esas palabras se desvanecían con el tiempo y que se olvidaba de todo ese discurso motivador. Entonces volvía a sentirse igual que siempre, con la misma visión de su vida.

 Entonces volvía a sentirse igual que siempre, con la misma visión de su vida

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