Emir
"Esto es por todo lo que le hiciste sufrir a Rayden desde que nació, por los maltratos a mi hermano y por arrebatarle a su padre, por destrozarle la vida a Rachel, por creerte un dios omnipotente y por todo el mal que has causado con tal de obtener lo que deseabas." Estas fueron las palabras que resonaron con fuerza en la sala, pronunciadas por Owen justo después de colocar su firma en los documentos que lo proclamaban dueño absoluto del imperio Sarosh. En ese momento, la fiscalía llegó para detener a Aron.
Fui a la cárcel para contarle a mi madre las acciones de Owen, y su orgullo era tal que deseé que él estuviera presente para verlo con sus propios ojos. Verla sonreír después de tanto tiempo fue reconfortante; saber que seguía viva, aunque tras las rejas, me llenó de alivio. Al principio, el miedo y la ira me dominaban, pero era consciente de que ella no tenía la culpa. Verla en aquel uniforme gris, marcada por un número como si fuera un animal, era triste. Las profundas ojeras y su cabello, antes brillante y largo, ahora corto y apagado, no impedían que me regalara una sonrisa.
Quería cruzar la barrera de cristal que nos separaba y abrazarla, pero debía sentirme afortunado por la simple oportunidad de visitarla.
—Debes cuidar de tu hermano ahora más que nunca —dijo ella—, él se atrevió a hacer lo que ninguno de nosotros pudo; fue contra Aron y el golpe ha sido fuerte.
Aron no fue condenado a prisión, pero se encontraba bajo arresto domiciliario, y la opinión pública se había vuelto en su contra de forma irreversible. Owen había realizado una labor excepcional con la ayuda del abogado Zashil. No obstante, aún le resultaba enigmático el origen de este señor. Era conocido que Zashil había sido el asesor legal de Igor por muchos años, pero el motivo de su acercamiento a Owen en aquel crítico momento era un poco difuso. Intrigado, consulté a mi madre buscando alguna pista, y su respuesta fue tan evidente que me sentí tonto por no haberlo comprendido antes.—Sofía siempre se caracterizó por su paciencia y su estrategia de juego lento pero impecable.
Tenía mucho sentido, considerando que había sido aliada de Igor. Durante el tiempo que nos quedaba, compartí con mi madre las últimas novedades; le hablé sobre la abuela Sila, sobre Will, que seguía tan imperativo como siempre, sobre Owen y sobre Rayden, quien ya llevaba una semana en el hospital donde se había ingresado.
—¿Y Raykel? —preguntó ella con una mezcla de preocupación y curiosidad—. ¿Y tú? ¿Cómo estás?
Las preguntas, aunque simples en apariencia, resonaban con un peso que me resultaba abrumador. Respecto a nuestra relación, podría decir que hemos atravesado tiempos mejores; sin embargo, no estábamos en nuestro peor momento. Pero la simultaneidad de los acontecimientos recientes hacía difícil enfocarse en un solo asunto. La noche anterior, un paquete ominoso yacía frente a nuestra puerta: en su interior, ratas muertas y una nota que esgrimía amenazas de muerte. Este macabro hallazgo había exacerbado la paranoia de Raykel a niveles insospechados, y yo me encontraba al límite de mis fuerzas, luchando por mantenerme a flote en un mar de problemas que parecía no tener fin.
Al notar que no respondía, mi madre posó su mano contra el cristal y me obsequió una sonrisa. Me tomó unos segundos reaccionar, pero finalmente alcé mi mano y la apoyé junto a la suya.
—Te sacaremos de aquí —le prometí con firmeza, sin embargo, ella negó con la cabeza mientras unas lágrimas traicioneras se deslizaban por sus mejillas.
—No malgastes tu tiempo en mí. He fallado como madre para ti y tu hermano; merezco estar aquí —sus palabras eran un susurro cargado de resignación.
Intenté convencerla de lo contrario, pero ella me interrumpió con suavidad.
—Lo importante es que busques tu felicidad. Si es necesario, vete lejos, a un lugar donde nadie sepa tu nombre y puedas comenzar de nuevo. Llévate a aquellos a quienes amas, olvida todo acerca de mí y de esta ciudad que solo te ha causado dolor.
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Inestable
Teen FictionEmir, un niño con la alargada sombra de un pasado trágico oscureciendo su presente, lleva casi toda su vida en un orfanato dirigido con mano dura por la madre superiora y las monjas a sus servicios. Todo cambia cuando cumple catorce años. En este en...