Emir, un niño con la alargada sombra de un pasado trágico oscureciendo su presente, lleva casi toda su vida en un orfanato dirigido con mano dura por la madre superiora y las monjas a sus servicios. Todo cambia cuando cumple catorce años. En este en...
Raykel acababa de terminar una reunión con unos coloristas que colaborarían con él en el lanzamiento de una nueva colección inspirada en las tonalidades del color rojo, cuando se cruzó con Emir en uno de los corredores del hotel.
Con aspecto de llevar una carga sobre sus hombros, Emir se acercó a Raykel con la cabeza gacha y la mirada cansada, y le dio un beso para saludarlo. Raykel le preguntó qué le ocurría, pero él solo contestó con un poco creíble "nada".
—Em, llevas días comportándote de forma extraña.
—Es el estrés de todo, ya lo sabes —dijo Emir y cogió la mano de Raykel para que fueran a comer.
En la azotea del hotel, desde donde se podían ver los rascacielos que se alzaban como testigos silenciosos de innumerables momentos, Raykel y Emir se encontraban disfrutando de una comida que solicitaron a recepción. La caótica, e impresionante vista de la ciudad se extendía ante ellos. Estaban sentados frente a frente sin decir nada, mirando la comida sin probarla y de vez en cuando rozando sus dedos en una especie de juego silencioso.
Entre las presiones laborales, el entrenamiento obsesivo de Owen que comenzaba a descuidar su salud, y los altibajos emocionales de Raykel, Emir no podía sacarse de la cabeza el acuerdo que había hecho con Aron. Ese día, en particular, estaba nervioso porque tenía que reunirse con Soo-Min por la noche. No le había contado a nadie sobre ese asunto, ni siquiera a Will para que lo acompañara, y la razón de esa decisión era que quería enfrentarlo solo, solucionar el problema de la forma más rápida y discreta posible.
Firmaría el contrato con Soo-Min por Aron, obtendría la información de los secuestradores de Rayden y se ocuparía de ellos. ¡Ocuparse de ellos! Emir no tenía claro qué implicaba esa frase para él, pero haría lo que fuera necesario para que Raykel pudiera olvidarse de esos sujetos, haría cualquier cosa si eso lo ayudaba a estar más tranquilo. Cuando hubiera terminado, le contaría todo. Ese era el plan.
—Tengo mucha ilusión por la próxima colección —dijo Raykel de repente mientras saboreaba un poco de vino—, es la primera vez que hago algo sin Rayden y me da miedo, pero el equipo ha trabajado con tanta dedicación que me siento muy afortunado con ellos.
—Me alegra ver cómo te esfuerzas —Emir acarició la mano de Raykel y la besó—, estoy muy orgulloso.
Raykel le sonrió con satisfacción y le correspondió besando su mano de regreso.
—Daré lo mejor de mí para hacer las cosas bien, así cuando Ray despierte se sentirá muy feliz. Porque va a despertar ¿verdad?
Emir asintió, pero sintió un nudo en la garganta al ver la angustia en los ojos de Raykel, que esperaba con ansiedad una respuesta positiva o de lo contrario su frágil ilusión se desvanecería ante la dura realidad.
—Seguro que sí —dijo Emir con voz firme—, va a despertar muy pronto.
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