26- Maldito guardaespaldas +18

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⚠️Este capítulo contiene descripciones de escenas sexuales no apropiadas para menores de edad⚠️

Emir no era muy propenso a tomar alcohol, pero en los últimos cinco minutos ya se había bebido todo el contenido de la botella que tenían sobre la mesa

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Emir no era muy propenso a tomar alcohol, pero en los últimos cinco minutos ya se había bebido todo el contenido de la botella que tenían sobre la mesa.

—Deberías parar —advirtió Will cuando Emir estaba listo para tomarse el último trago que quedaba—. Ya estás borracho. 

—¿Qué se supone que voy a hacer ahora?

Los ojos vidriosos, el intenso sonrojo y la forma torpe de hablar, eran solo algunos de los indicadores de que el alcohol comenzaba a rendir sus efectos en Emir.

—No lo sé, pero estoy seguro de que tomarte todo el alcohol que haya en la ciudad no es la opción.

—Dicen que beber te ayuda a olvidar la realidad durante unas horas —Emir tomó el último trago y abrazó el vaso contra su pecho—. Quiero olvidarme de todo lo que me has dicho, estoy muy confundido. ¿Mi propia familia está planeando algo en contra de los gemelos? ¿Cómo se supone que protegeré a Raykel de mi propia familia?

—No creo que sea algo en contra de los gemelos exactamente —sugirió Will mientras recogía las fotos y las devolvía el sobre negro—. Todavía hay muchas cosas que no sabemos. Aunque admito que el hecho de que se haya reunido con Sofía es ligeramente sospecho.

Emir sentía que le faltaba el aire, así que dejó el vaso sobre la mesa y desabrochó dos de los botones de su camisa.

—¿Piensas que debería enfrentarlas? A mi madre y a... —Emir se detuvo por un instante—. ¿Mi tía?

No estaba muy seguro de si debía llamar "tía" a alguien que no conocía en absoluto.

—No deberías tomar decisiones apresuradas —dijo Will de manera casual.

—Pero tengo que hacer algo.

—¿Qué te hace suponer eso? —Will se movió de asiento y se colocó al lado de su amigo ebrio—. No es tu responsabilidad resolver todo, a veces debes dejar que las cosas simplemente sucedan.

De alguna manera Emir sabía que Will tenía razón, pero no estaba en su naturaleza hacer ojo ciego ante las cosas que sucedían a su alrededor y menos si tenían que ver con las personas que le importaban.

Sintiéndose ligeramente abrumado, Emir se puso de pie y fue hasta el otro extremo de la sala, donde una pared de vidrio trasparente lo separaba de la multitud que parecía no tener preocupaciones ni propósitos en la vida, más que seguir bailando, bebiendo y drogándose hasta que el cuerpo ya no aguantara. Deseó poder gozar de esa libertad, quería quitarse aquella camisa ajustada, soltarse el cabello y bailar al ritmo de aquella horrible música como si la vida dependiera de ello. Lo deseaba en serio.

—¿Quieres bailar? —Will se paró a su lado con las manos en los bolsillos e hizo la pregunta sin voltear a mirarlo.

—Te odio cuando haces eso —murmuró Emir.

InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora