49- Yo seré tu verdugo.

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Emir

Para resumir las tres semanas que siguieron al cumpleaños de los gemelos, solo se me ocurre una palabra: infierno. Así fue como viví cada día de angustia, yendo y viniendo del hospital. Owen permanecía inconsciente, Rayden también, pero con menos probabilidades de recuperarse. Además, tenía que soportar el acoso de la prensa, que se hizo más intenso después de las declaraciones que hicieron Aron y Eliz en una conferencia.

Sin entrar en detalles, al día siguiente uno de los principales periódicos de la ciudad titulaba:

Mujer movida por el odio y la codicia, responsable del secuestro de Rayden Sarosh. Se trataba de Rachel Murphy, la viuda de Omar Murphy, un poderoso empresario que fue asesinado por sus rivales hace más de veinte años en su propia casa. Rachel M. fue detenida por la policía poco después, al descubrirse los negocios turbios de su marido. Desde entonces, la familia Murphy quedó en el olvido y perdió todas sus influencias. Pero en el corazón de una mujer corrompida por la venganza y el rencor, se gestaba un plan macabro que tenía como objetivo a los Sarosh, a quienes consideraba los culpables de su desdicha. Un plan que acabó en tragedia.

Un hecho sorprendente de esta historia es que los gemelos Sarosh se habían emparejado con los hijos de Rachel y Omar Murphy, una coincidencia que resulta inquietante. La familia Sarosh expresó su dolor y su desconcierto en la conferencia de prensa que brindaron ayer. Es triste ver el calvario por el que están atravesando, y solo podemos enviarles nuestro apoyo y solidaridad para que superen esta terrible situación.

Estas fueron solo algunas de las falsedades que los medios de comunicación difundieron durante los días posteriores. Aron había armado ese plan para ocultar la verdad y, aunque yo sabía de lo que era capaz, nunca imaginé que difamaría a mi madre de esa forma, y menos después de su muerte. Además, había expuesto a Owen al escrutinio público, donde mucha gente empezaba a sospechar que él también tenía algo que ver con lo ocurrido. Raykel era uno de ellos, no dejaba de acusar a Owen y a mi madre. Aunque en el fondo él sabía que no era así; pero necesitaba un culpable al que enfrentarse. Mientras tanto, el verdadero responsable seguía campando a sus anchas.

Muchos ya saben quiénes participaron en aquel suceso, cuáles fueron sus razones y toda la historia, pero no nos adelantemos, porque aquí profundizaremos más de lo que han visto en otro libro que anda por ahí y descubrirán secretos que nunca se revelaron.

A las tres semanas, Owen abrió los ojos y yo estaba a su lado, sin haberme duchado, mal vestido y famélico. Me había descuidado por completo. Admito que ver a mi hermano despertar fue un alivio. Aunque lo que vendría después sería tan terrible como todo lo que habíamos sufrido. Ese día, cuando Owen despertó, Raykel irrumpió en la habitación y, como ya lo temía, armó un escándalo.

—Me alegra que ya estés despierto, así podrás saborear el dolor que te mereces. La perra que se hacía llamar tu madre ha muerto...

Raykel continuó diciéndole a Owen cosas horribles que no quiero ni recordar. Dolía escucharlo a pesar de saber que no era lo que realmente sentía. Cuando Owen lo vio entrar a la habitación por un instante creyó que era Rayden, y sentí pena por él. Raykel no tenía intenciones de detenerse y le dijo con detalles lo que le hicieron a Rayden, estaba cada vez más aterrado y su tono era acusador.

Ya había visto los videos de las cámaras de seguridad que había en la zona donde Owen y mi madre fueron atropellados y sabía que él había intentado quitarse la vida. La policía seguía buscando el coche que los arrolló y por desgracia el conductor aun no había sido identificado. Ya Owen estaba despierto y sus heridas físicas pronto sanarían, pero las heridas internas seguían ahí, por lo que permitirle a Raykel que continuara acusándolo y descargando sobre él todo su dolor, no le ayudaría en lo absoluto.

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