10- Borracho

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  —Solo nos estábamos divirtiendo, ¿entiendes?

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—Solo nos estábamos divirtiendo, ¿entiendes?

Raykel escuchó la voz de Leo como un eco que venía desde la distancia, no estaba seguro de donde estaba ni de cómo llegó allí hasta que con mucho esfuerzo pudo abrir los ojos. A su lado estaba Leo mirándolo fijamente, mientras toqueteaba el volante del auto en el que se encontraba.

Aun un poco desconcertado, Raykel miró a su alrededor y fue entonces que se dio cuenta de algo; estaban estacionados en un lugar no muy lejos de la mansión Sarosh.

—Estábamos divirtiéndonos, lo sabes, ¿verdad? —volvió a decir Leo, esta vez mostrándose ligeramente ansioso.

—Si—. Raykel cerró los ojos con fuerza, sentía un fuerte dolor de cabeza que no le dejaba pensar con claridad— Jugábamos, sí, eso era.

Leo soltó un suspiro y se dispuso a acariciar el rostro de Raykel, pero este último se alejó de manera instintiva.

—Sabes que te amo, ¿verdad?

—Si, me amas.

De pronto, la mirada de Raykel parecía perdida, sus pensamientos vagaban profundos como si su conciencia comenzara a desaparecer.

—Quiero ir a casa —murmuró Raykel con voz queda.

—Te llevaré allí.

Leo encendió el auto y se puso en marcha. Por un momento sintió miedo de que Raykel lo denunciara o algo peor, pero al ver su comportamiento, comprendió que había sometido a ese tonto niño rico que siempre se creyó superior.

«Ahora me perteneces, maldito Sarosh. Nos vamos a divertir mucho»

El guardia que dejó escapar a Raykel de la mansión, nunca en su vida se había sentido tan asustado como cuando pasaron más de dos horas y el joven amo no regresaba

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El guardia que dejó escapar a Raykel de la mansión, nunca en su vida se había sentido tan asustado como cuando pasaron más de dos horas y el joven amo no regresaba. El hombre se había mantenido en silencio, sin contarles a sus compañeros lo sucedido, pero a media noche, cuando Rayden comenzó a gritar, todos en la mansión notaron la ausencia del otro gemelo.

—Ray, él...—, Rayden sentía que le faltaba el aire, como si una fuerza invisible presionara sobre su pecho mientras los más aterradores pensamientos llegaban a su mente —... Está en problemas, tengo que ayudar a mi hermano.

InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora