36- Arcade

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Raykel

Estimados lectores, quizás se pregunten qué ocurrió luego de que oí a Emir conversando por teléfono en secreto. Me imagino que pensarán que alguien como yo lo interrogaría con cuestiones y conjeturas hasta obtener una respuesta o enloquecerlo en el proceso, una suposición acertada, por cierto. No obstante, por increíble que parezca, no fue así. No voy a mentirles, me entraron ganas de irrumpir en la habitación y enfrentarlo, pero me contuve. Como ya saben, Emir estuvo en un orfanato hasta los catorce años y hasta dónde yo sabía él no conocía nada de su verdadera familia, por lo que escucharlo decir "mi tía" mientras hablaba por teléfono fue sorprendente. Incluso dudé y por eso decidí hacer como que no había oído nada.

Sentía curiosidad por lo que había detrás de esa charla, pero no podía preguntarle directamente porque temía que se pusiera a la defensiva y que se complicara más averiguar lo que escondía. Además, si Emir estaba buscando a su familia biológica imaginé que era un asunto sensible y muy personal que quizás él mismo me contaría algún día. Eso esperaba, al menos.

En fin, permítanme contarles lo tortuoso que habían sido mis días durante la siguiente semana. Y todo por culpa de mi hermano. Bueno, Emir también seguía actuando extraño, pero no tenía comparación con Rayden. Maldición, ya me tenía harto. Se pasaba los días y las noches pegado al teléfono intercambiado imágenes tontas, emojis sin sentido y música cursi con el vendedor de flores llamado Owen. Y cuando comenzó a parecer insuficiente entonces comenzó a entrar a una crisis existencial donde se debatía entre si debía llamarlo o no.

Una verdadera tortura.

Estaba en su oficina leyendo y firmando unos documentos que había llevado el equipo administrativo del hotel mientras él hacia una y mil caras extrañas mirando su teléfono.

—Si no vas a hacer nada, mejor vete de aquí —le dije a pesar de que era yo quien estaba en su oficina.

—Estoy pensando —me dijo de manera ausente.

—No eres así, mi hermano no le tendría miedo a algo tan simple como hacer una llamada. Si quieres hablar con él, hazlo. ¿Te gusta?, dile.

Mientras lo animaba para que tomara una decisión y sobre todo para que dejara de actuar como un maldito tonto, el desgraciado me agarro desprevenido y dijo:

—Había olvidado que tienes experiencia en este asunto de las relaciones.

Ese fue un golpe bajo.

Y de pronto la conversación giró en torno a mí, a lo que fuera que tenía con Emir y a la posibilidad de que me amara del mismo modo que yo lo amaba a él.

—Estoy convencido de que sus sentimientos por ti son tan intensos como los que tú sientes por él —afirmó con seguridad—. No sé lo que pasa entre ustedes, pero sí sé que eres muy importante para Emir.

Dejando de lado el hecho de que Rayden se pusiera de lado de Emir era un gran milagro, debo reconocer que sus palabras dieron una chispa de esperanza, aunque también una punzada de miedo.

Después de nuestra charla, Ray y yo nos fuimos a supervisar la audición que haría nuestro equipo para escoger a los modelos de nuestra próxima colección. Era un día importante para nosotros, ya que la colección que presentaríamos sería moda sostenible y queríamos elegir modelos que fueran capases de poder transmitir la historia que contaba la pieza que llevaran puesta. Sin embargo, a los quince minutos de llegar, a Rayden se le ocurrió la genial idea de irse y dejarme todo el trabajo. Dijo que iría ver a Owen y que confiaba en mi para la elección. Me quedé solo frente a un montón de jóvenes aspirantes que me miraban como si yo fuese una especie de celebridad.

InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora