18 - Cábala

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El día anterior a un partido los entrenamientos eran tranquis, más que nada regenerativos, trabajo de electrodos y algo de ejercicio en el gym. También jugaban un partido entre ellos para simular usa situación y darse ánimos entre ellos.

Tengo que admitir que estaba algo ansiosa por esta noche, no había dejado de pensar en Enzo y en esa escena que habíamos tenido en la ducha. Se había sentido diferente, cómo especial, y parte de mi amo ese momento, y la otra parte de mi no quería, porque corría el riesgo de enamorarme de él.

- En que estás pensando? -paso Enzo mi mano frente a mi cara mientras estábamos sentados en el almuerzo-

- Nada -me reí y volví a mirar mi plato y a tomar mi agua-. Nada importante -sonrei y seguí comiendo-

- Segura? -senti que su mano se posó sobre mi rodilla y la acarició con su pulgar lentamente-. Sabes que podés contarme lo que sea -se formó una sonrisa súper tierna en la cara-

- Yo sé -sonrei acariciando su mano sobre mi pierna y bese su mejilla escuchando el aww de los que estaban alrededor de la mesa-

Enzo y yo nos reímos y seguimos comiendo. El almuerzo transcurrió tranquilamente, entre risas, chistes y canciones de hinchada que los chicos de ponían a cantar.

Después algunos se fueron a dormir siesta y otros nos quedamos hablando pavadas y jugando al pool. Éramos Licha y yo contra Enzo y Juli. Mientras algunos miraban, otros preparaban algo para tomar.

- Che pero, hagamos una apuesta al menos -dijo Juli mientras yo me estaba acomodando para jugar-. Algo ma entretenido

-me reí y lo mire-. Cuál es tu idea? -volví a mi posición y jugué, metiendo dos lisas de las nuestras, para festejar mi puse a bailar y cantar la canción que estaba pasando que justo era en portugués-

- Hasta habla portugués -se rió Licha-. Quien te enseño eh? -se rió-

- Ney y yo también hablábamos de vez en cuando -me reí, lo dije solo para molestar a Enzo, que me miró con una cara de culo digna de un cuadro-

- Dale maraca te toca -le dijo Licha riéndose-

Enzo juego y metió una de ellos. Yo me senté en una de las butacas que estaba cerca de las mesa, ya que le tocaba a Licha, y Enzo se acercó y se paró atrás mío y empezó a acariciar mi espalda, acercándose a mi oído.

- Acordate que a la noche sos mía -susurro en mi oído para que nadie más escuché-. Y si seguís jugando a ponerme celoso voy a tener que tomar serias medidas -sus labios rozaban apenas mi oreja, haciendo que mi piel se erice y un escalofríos recorra por completo mi columna-

Me levanté rápido porque me tocaba jugar, pero el notó lo que había provocado en mi porque tenía esa sonrisita victoriosa en la cara. Si, me puede, el pendejo me puede...

~~~
La tarde pasó tranqui, la mayoría de los chicos estaba encerrado en su habitación haciendo concentración, algunos otros tomando mate afuera, otros hablando con Scaloni.
Eran las diez y media de la noche, habíamos cenado hace poco más de una hora. Ya me había bañado, tenía puesto mi monito lencero de color verde oscuro para dormir, me tiré a la cama a ver una película con el celular, cuando la puerta de mi pieza se abre. Sabía que era Enzo, era el único que tenía como entrar.

- Que estás haciendo negrita? -preguntó tirándose alado mío en la cama, abrazándome por la espalda-

- Mirando una película -me reí, yo estaba acostada de lado, con las piernas flexionadas-. Así que vas a tener que esperar

- Es más importante que yo? -senti su mano acariciar mi pierna y sus labios rozar la piel de mi cuello-. Mmm?

- No, pero está entretenida -me reí y me senté en la cama-. Sentate bien -lo miré, él se rió, se sentó en la cama y recostó su espalda en la pared-. Ahora sí -me recosté en su pecho y sujete el celular donde los dos pudiéramos ver-

Fisio | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora