20 - Familia y asado

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Cerca de las 11 de la mañana arrancamos con los ejercicios y masajes regenerativos para los que fueron titulares. Cuando llegué al área fisioterapia ya habían algunos trabajando, había musica, buen mate y todo parecían estar de bien ánimo. Saludé a todos en general y me fui a mi puesto.

Llegué a mi puesto y me puse a organizar lo que iba a necesitar para la sesión del día. Minutos después llega Enzo, era con quién tenía que trabajar hoy para hacer regenerativos.

— Buenos días -sonrei mirándolo mientras terminaba de atarme el cabello-

— Buen día -sonrio, se notaba que se había levantado hace menos de 20 minutos-. Qué toca hacer hoy? -me dió un beso en la mejilla en forma de saludo y se sentó en la camilla-

— Regenerativo -lo mire-. Así que acostate -me rei y le di la espalda para buscar el gel en frío-. Después me parece que te toca baño frío -volví a mirarlo y a levantar un poco el short de entrenamiento que tenía para dejar sus muslos libres de tela-

— Dale -se acomodó en la camilla y puso sus brazos debajo de su cabeza y sonrió cerrando los ojos-

— Ponete cómodo entonces -me reí al verlo-. No es un spa Fernández -me reí y puse el gel frío en sus piernas y me puse a hacer los masajes-

Comencé a masajear sus piernas con sumo cuidado, haciendo que él se relajara, aunque un poco le dolía. Su cuerpo completo necesita esos masajes descontracturantes y regenerativos porque en 3 días volvería a jugar. También necesitaba descanso, dormir bien principalmente. Admito que me tomé más tiempo con Enzo, me tomé el tiempo para masajear con precisión cada uno de sus músculos. Sentir su piel tan tersa, poder ver sus tatuajes con más detalle, podía pasar el día entero haciendo esto.

El resto de la mañana paso así, entre masajes y ejercicios regenerativos, y después el almuerzo y la siesta. Para las 17hs los chicos volvieron a entrenar. A la noche vendrían las familiar y se haría un asado para celebrar la victoria de ayer y relajar un poco.

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Después de bañarme, me vestí con un short de jean, una remera negra y una zapa blanca, quería estar cómoda para la noche. Cuando estaba terminando de peinarme alguien golpea la puerta. Me levanto de la cama y me acerco a la puerta para abrirla.

— Vos golpeaste la puerta? -me rei mirándolo-. Estás bien? -puse mi mano en su frente como si midiera su temperatura-

— Si, yo golpeé la puerta -se rio y entro tomándome de la cintura y haciéndome caminar para atrás-

— Qué pasa? -cerre la puerta y me reí cuando el escondió su cara en mi cuello-

— Necesito pedirte un favor -susurro en mi cuello, sentí que rodeó mi cuerpo con sus brazos-

— Decime -me reí y acaricié su cabello que estaba húmedo todavía-

— Valen va a traer a Oli -levanto la vista para mirarme, sin dejar de abrazarme-. Pero no se va a quedar

— Por? -lo mire extrañada y puse mis manos en sus hombros-

— Dijo que no se sentía bien, que andaba medio descompuesta pero que quería que Oli este con su papá para celebrar -sus labios formaron una risita súper tierna-

— Tonces yo que tengo que ver ahí? -me reía-

— La trae pero no la va a poder venir a buscar -me miró-. Y me pidió específicamente si Oli se podía quedar a la noche con vos -senti sus pulgares acariciar mi cintura-

— Conmigo? -estaba realmente sorprendida por esa petición-

— Si, al parecer Olivia se encariño mucho con vos -se mordió el labio sonriendo, y se acercó un poco-.

Fisio | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora