27 - Buenos días

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Me desperté con el ruido de la lluvia. Si, estaba lloviendo en Qatar lo que era súper raro.

Abrí los ojos notando que empezaba a amamecer, mire a mi izquierda y Enzo estaba dormido, con su cuerpo de costado, tapado hasta la cintura con la sábana. Me acosté de lado también para quedar frente a frente con él y me acerqué acurrucandome en su pecho, sintiendo cómo sus brazos rodeaban mi cuerpo al sentirme. Lo abrace por la cintura acariciando su espalda y cerré los ojos escuchando los latidos de su corazón para volver a dormirme.

Volví a despertarme sintiendo besos en las mejillas y el cuello, y suaves caricias desde mis piernas hasta mi espalda por debajo de la remera. Lo abracé por el cuello y me puse a jugar con su cabello.

— Buenos días -susurro con su voz ronca de las mañanas, dejando un beso en mi hombro derecho-

-suspire y me reí-. Buenos días bombón -tenia los ojos cerrados todavía, estaba disfrutando mucho de sus caricias y besos-

— Te diste cuenta que esa lloviendo -susurro en mi oído sonriendo-

— Si -acaricie su pelo-. Me encanta ese ruido -cerre los ojos-

Su brazo izquierdo rodeó mi cintura acercándome más a él, escondiendo su cara en mi cuello. Yo seguía acariciando su cabello con una mano mientras la otra acariciaba su espalda desnuda.

— Me calienta un poco tenerte así, en bolas -susurro en mi cuello y yo me reí-. Con el ruido de la lluvia...

Subió su rostro de mi cuello para besarme, mi mano que estaba en su espalda fue a su mejilla. Su mano bajo por mi pierna derecha y la subió para enrollarla en su cintura, metió su pierna entre las mías. Sonreí en el beso al sentir lo pegados que estábamos y él también. Volvimos a besarnos lentamente, disfrutando de sus carnosos labios. Lo único que se escuchaba era nuestras respiraciones calmadas y nuestros besos, que admito que un poco me estaban calentando.

Mientras nos seguíamos besando, su brazo derecho, que estaba debajo de la almohada, se metió por debajo de mi cuerpo y por dentro de la remera para acercarme más a él, mientras su mano izquierda acariciaba mi pierna y mi cola. Esa misma mano se metió entre mis nalgas hasta llegar a mi zona sensible y acariciarla de punta a punta. Los dos seguíamos en pelotas, yo solo tenía su remera puesta.

-cerre los ojos y mordí mi labio tirando mi cabeza para atrás-. Eso no se vale -susurre en un suspiro-

Él sonrió y volvió a besarme, mi mano derecha fue a su cuello mientras la otra seguía en su cabello. Bajo sus besos a mi cuello y hombros, dejando pequeños mordiscos en su camino, así que yo bajé mi mano de su cuello, por su pecho hasta llegar a su ya despierta entrepierna.

— Dame 20 minutos -susurro en mi cuello-. Mañanero de 20 minutos y me voy feliz -volvio a subir con sus besos hasta mis labios-

-me reí y mordí su labio-. Que rápido me convences -bese su cuello dejando pequeños mordiscos-. Pero así no -le di un besito y me di vuelta dándole la espalda-

— Así? -se mordió el labio y me tomó de la cintura-

— No, así no -me reí y terminé de darme vuelta quedando boca abajo-. Así -lo mire y me mordí le labio mientras movía mi cola haciendo que la remera se levantará un poco-

— Uuh -se mordió el labio y con su mano acaricio mi pierna y apretó mi cola-. Me volves loco gordita -me besó y me dió una nalgada algo fuerte haciéndome chillar un poco-

— No seas bruto Enzo -hice puchero y acaricie su cuello para volverlo a besar-

Se rió y mordió mi labio y se puso arriba mío con sus rodillas en la cama, a cada lado de mi cuerpo. Levantó lentamente la remera hasta la mitad de mi espalda. Acaricio mi cola, la apretó y empezó a besarla.

Fisio | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora