25 - Quien aguanta más

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Llegué a mi lugar de trabajo después de no trabajar el lunes. Me sentía mejor, todavía un poco hinchada pero mejor.

Hoy me tocaba trabajar con Montiel, era un chico súper divertido, un cago de risa cada vez que me tocaba trabajar con él.

- Buenos días -dijo sonriente con su mate bajo su brazo, se acercó y me abrazó por los hombros para dejar un beso en mi mejilla-

- Buenos días Cachete -le saludé y también le di un beso en la mejilla-

- Cómo estás? -pregunto cebando el mate-. Escuché que andabas medio mal -tomo su mate-

- Mejor -sonrei-. Gracias por preguntar

- Querés? -me ofreció mate-

- Si porfi -me reí-

- Qué vamos a hacer hoy? -preguntó mientras caminábamos a la camilla-

- Hoy te toca descontracturante y regenerativo creo -me reí y le devolví el mate-

- Buenísimo -dejó el mate en mi escritorio y fue directo a la camilla para acostarse-

Yo no me había percatado de que Enzo estaba en una esquina haciendo trabajo de pesas con Dadi, había visto toda la escena del abrazo con Montiel. Cuando estaba a punto de empezar con los masajes en las piernas y pantorrillas de Montiel levanté la vista y lo ví. Serio, mirándome fijarme, celoso y sin remera. Le sonreí pero él no me hizo caso, así que decidí ignorarlo y hacer mi trabajo.
Trabajar con Montiel era lo mejor, me mataba de risa con sus chistes y sus comentarios.

Cuando terminamos la sesión el se sentó en la camilla y nos quedamos hablando un rato de todo un poco, de cómo era estar acá, de lo importante que era para él y demás cosas. Después de eso agarro su mate y se fue a arreglarlo porque había pasado casi una hora parado. Yo me quedé acomodando todo lo que había usado y limpiando la camilla. Sentía esa mirada, me reí para mí adentro. Él me había ignorado, ahora me tocaba a mi. A ver quién aguanta más.

Después de una mañana trabajando con Montiel, Juli y Cuti llegó la hora del almuerzo. Yo estaba cagada de hambre porque no había desayunado nada.
Me serví lo que iba a comer y me senté en un lugar que había libre, a los 5 minutos apareció Enzo sentandose a mi lado.

- Qué se supone que estás haciendo? -pregunto en un susurro en mi oído para que nadie escuche-

- Almorzar? -lo mire y me reí-

- No te hagas, sabés bien a qué me refiero morocha -me miro con cara de malo a los ojos-

-me reí y me mordí el labio al verlo con esa cara-. Qué? Ahora te pones celoso porque cumplo con mi trabajo Fernández? -arque una ceja mirándolo-

- Es parte de tu trabajo tirarle los galgos a Montiel? -me miro a los ojos-

- Montiel es mi amigo Enzo -lo mire a los ojos como desafiante-. Igual que vos -sonrei susurrando sobre sus labios-. Te pones celoso al pedo, no te aguantas nada -me reí y mi vista fue a mi plato para seguir comiendo-

- Yo no me aguanto nada? -se rio sarcástico-. Vos tampoco te aguantas nada negrita, si yo hiciera lo mismo que haces vos, enseguida me harías una escena -se acercó a mi oído-. Querés apostar?

-me reí-. Vas a perder Fernández -lo mire, su rostro estaba muy cerca al mío-. Pero bueno, que querés apostar?

- El primero que haga una escena de celos hoy pierde, y tiene que hacer lo que el otro quiera -se encogió de hombros y sonrió-

- Y vos qué querés? -lo mire a los ojos-

-bajo sus labios hasta mi oído-. Esa cola quiero -susurro de forma atrevida-

Fisio | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora