36 - Susto

6K 210 4
                                    

Después de desayunar nos pusimos a trabajar, teníamos 4 días para prepararnos para la final. Estaba más que ansiosa por saber si jugaríamos contra Marruecos o Francia. Yo todavía no podía entender, todavía no caía en que estábamos en la final.

Hoy me tocaba trabajar con Juli que después se iba a unir a los entrenamientos con el resto de los chicos. Cuando termine de trabajar con él me quedé sentada mirando el entrenamiento, en ese momento me percaté de algo...

El mundial terminaba en cuatro días, en cuatro días íbamos a festejar ser campeones del mundo o no. Yo estaba plenamente confiada en este equipo, en esta selección. Mientras los miraba entrenar no podía sentirme más orgullosa, más Argentina que nunca. En las buenas y en las malas siempre bancando la Scaloneta.

Mis ojos encontraron al mi central favorito, mi volante favorito, mi mediocampista favoroto, el de los pases claves. Concentrado, haciendo sus ejercicios, riendo y haciendo chistes con los demás. Y lo iba a poder disfrutar solo cuatro días más, capaz cinco, pero no más que eso.
Sabía que no tenía que enamorarme, sabía que no tenía que dejar que se acercará mucho pero no me hice caso, no me escuche a mi misma y ahora voy a tener que aguantar.

Me quedé un rato más mirándolos hasta que Scaloni me llamó para que lo ayude con algo. Me levanté, baje los 3 escalones de las gradas y empecé a acercarme mientras veía como los chicos trabajaban.

Pero algo pasó, empecé a sentir mis piernas débiles, cómo entumecidas, mi cabeza empezó a dar vuelta y me empecé a marear, escuché que Aimar me llamaba pero no podía responder, se me fueron cerrando los ojos o quedando todo negro, no sé, hasta que dejé de escuchar y sentí como mi cuerpo llegaba al piso.

~~~~
Sentía que mi cabeza me latía, y mi brazo derecho también. Abrí los ojos sintiendo cómo si mi cerebro quisiera explotar adentro de mi cabeza. Me senté en la camilla donde estaba y note que estaba en la zona de enfermería.

-suspire frotando mis ojos tratando de bajar el dolor de cabeza-. Que mierda pasó? -susurre para mí misma-

- El susto que me diste pelotuda -senti los brazos en Lean rodear mi cuerpo-

- Lean mi brazo -hice una mueva de dolor porque me dolía, seguro me caí sobre ese brazo-

-se separó de mi y se sentó en una silla alado mío-. Nos diste a todos un cagazo boluda -se rió-

- Me desmayé? -le pregunté tomando de la botella de agua que estaba alado mío-

- Si, como por media hora -se rió-. No estaras emba...

- No -negue riéndome e interrumpiendolo-. Ni lo digas -me reí-. Ese no fue un desmayo por eso -volví a tomar agua y cerrar los ojos con fuerza, tenía puntadas en la cabeza-. Fue mi presión -suspire-

La puerta de abre y entra Enzo casi corriendo con una botella de Gatorade de las grandes en la mano.

- Ya te despertaste -se acercó y me abrazó por los hombros parado frente a mi, haciendo que yo lo abrace por la cintura-. El susto que nos diste forra -se rió-

- Los dejo solos, no hagan chanchada -se alejó riendo Lean y se fue cerrando la puerta-

- Todos están afuera preocupados por vos -se sentó en la silla donde estaba Lean y me dió el Gatorade abierto-. Toma, David dijo que te va a hacer bien

-me senté en el borde de la camilla y lo agarre para tomarlo con la pajita-. No fue para tanto -me rei y tomé-. Fue solo mi presión

- Segura? -acaricio mis rodillas con sus dos manos. Me preguntó arqueando una ceja, mirándome de la misma forma que Lean-

Fisio | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora