34 - Yo también te quiero cuidar

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— Dale Enzo, cortala ya -me reí sacándole el vaso de Fernet por quinta vez-

— Dejame morocha hermosa, dale -dijo tratando de sacarme el vaso para seguir tomando, pero estaba re torpe-. Un par más -se rio, arrastraba las palabras entre hipos-

— No, basta -aleje el vaso sobre la mesa y lo tome de los brazos para alejarlo de la mesa-. Escabiaste demasiado Enzo, no podés ni quedarte parado -me reí y lo abrace por la cintura y puse su brazos en mis hombros para que se mantenga parado-. Así que ya basta por hoy

-se rio y apoyo su cabeza en la mía mientras caminaba torpemente-. Pero hay que festejar! -gritó canturreando y riéndose y volvió a mirarme quedando en silencio-. Sos hermosa hasta cuando te pones ortiva -se rio hipando y me dió un beso torpe en la cabeza-

— No soy ortiva -lo mire-. Yo también te quiero cuidar Enzo -lo mire a los ojos y el se mordió el labio y de rió-

Me reí y me puse a caminar hacia adentro para llevarlo a la cama ya. Los chicos seguían a full, eran casi las 4 de la mañana y estaban todos re mamados, los peores en Juli, Enzo, Ota y Licha. Durante la caminata en el pasillo Enzo iba con los ojos cerrados cantando, más bien balbuceando, canciones de hinchada, mientras sacudía su mano como si estuviera en la cancha. Cada tres pasos que daba se tambaleaba haciéndome tambalear también, era más grandote y más pesado que yo, así que me costó un montón caminar con él en ese estado. Entramos a mi habitación y lo encamine a la cama cerrando la puerta con el pie.

— Yo conozco está lugar -dijo apoyando sus dos manos en la cama riéndose-

Estaba bastante mal, creo que ni se había dado cuenta de que lo había traído a la pieza. Decidí seguirle el juego un rato.

— Si? Y de qué lo conoces? -trabe la puerta y me acerqué a él y apoye mi mano en su espalda para enterezarlo-

— Es el paraíso -tenia una sonrisa torpe en la cara-. Vos -me apunto con el dedo girando demasiado rápido haciendo que caiga sentando en la cama-. Vos sos el paraíso morocha -hipó arrastrando las palabras, no paraba de reírse-

— Yo? -me reí y me pare frente a él, levantó la vista-

— Seee -se rio y me abrazó con torpeza por la cintura apoyando su cabeza en mi vientre-. Mi paraíso -me dió una nalgada torpe y me reí acariciando su cabello-. Mi osita -se rio y beso mi abdomen por sobre mi blusa-. Mía -apretó un poco mi cola-

Me reía ante esas declaraciones, me causaba algo de ternura y gracias escucharlo así. Acaricié su cabello con mis manos lentamente. Pensé que se iba a dormir pero siguió hablando.

— Y pensar que la primera vez que te ví dije fuuaa que tremenda -se rio, hablando con torpeza y arrastrando las palabras-. Pero el puto de Neymar no me quiso pasar tu número -se rio, me sorprendí ante esa confesión, Ney nunca me había contado nada de eso-. El hdp no te quería compartir -me abrazo más fuerte riéndose y cerró los ojos-. Y mírame ahora, enamorado de una bosterita -se puso a acariciar con torpeza mi cola-. Que la hice todita mía -se mordió el labio y levantó la vista para verme-

— Enamorado? -pregunté y seguí acariciando su cabello. Me estaba sorprendiendo lo que estaba diciendo, que lastima que tenga que estar escabiado para eso-

-asintio y cerró los ojos con una sonrisa torpe en la cara-. Ree muerto con vos -se rió-. No sé que me hiciste -siguio hablando, casi balbuceando-. Primero me rechazaste peleandome hasta dejarme por completo enganchado con vos -sonrio-. Con unas ganas zarpadas de garcharte toda -me abrazo más fuerte-. Te fuiste a ver al brazuca choto ese, me pusiste celoso, me puse pelotudo, me puse como loco solo de pensar que el pelotudo ese estaba tocandote, besándote y yo no podía porque no me dejabas, y la cagué -cerro los ojos y se rió torpe, estiraba las palabras y hacia muchas pausas-. Después discutimos -volvio a reír-. Perdimos con Arabia, y cuando más hecho bosta estaba te apareciste y me abrazaste -se mordió el labio, me soltó para abrir los ojos y, con sus manos en mi cadera, me alejo un poco para verme-. Y no te haces una idea de lo bien que me hizo -sonrio y bajo la vista, por un segundo pareció como si todo el pedo se le había ido-. Y después llegó esa primera noche -se rio y se mordió el labio-. Fuaa cómo disfruté esa noche -volvio a pegarme a él agarrándome de la cola-. Cómo te disfruté a vos, y se que también disfrutaste -se separó apenas y me apuntó acusadoramente y se rió-. Te volviste mi cábala, cuando me desperté al otro día, seguías dormida y me tomé mi tiempo para verte -se mordió el labio-. Hermosa, piel perfecta, el cabello despeinado, apenas tapada por la sábana -hizo una pausa-. Y me dije a mi mismo que lindo sería despertarme así siempre -cerro los ojos y apoyo su frente en mi vientre-. Te moviste en la cama y la sábana se corrió, ví esa colita hermosa y la quise para mí -se rio-

Fisio | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora