Los días pasaban y ya era lunes. El domingo había sido el día libre de los chicos, la mayoría había salido a pasear con sus familias, menos Messi y familia, y Di María y su familia porque ellos si que no podrían pasear con tranquilidad. Yo me quedé todo el día tirada en la cama tomando mate, comiendo pipoca y mirando The Walking Dead. De Enzo no sabía nada, solo me había mandado un mensaje de que se iría a pasear con Valen y Oli. Lo que me parecía perfecto, tenía que pasar tiempo con su hija.
Cerca de las 5 de la tarde alguien entro a la pieza como si nada, apareciendo Enzo en mi periferia. Me estampó un beso en la boca sorprendiendome por completo, se acostó abriéndome las piernas, apoyando su cabeza en mi panza y agarrando la fuente de pipocas, mientras su otra mano acariciaba mis piernas, ya que solo tenía la remera que le había robado a él y un short. Eso hicimos básicamente toda la tarde del domingo. Enzo estaba raro, más meloso, más toqueton, a cada rato me robaba un beso... No sé, tengo malas experiencia, cuando un hombre sale y vuelve así de meloso es porque alguna cagada hizo, pero le iba a dar el beneficio de la duda a Enzo, por el momento...
El lunes era día de entrenamiento, comenzamos a prepararnos para el partido contra Países Bajos el viernes. Nos sentíamos confiados, aunque sabíamos que era un rival difícil. Y yo desperté por un terrible dolor en el vientre, cómo si me apuñalaran. Eran como las 7am, así que ya me tenía que levantar para prepararme para ir a trabajar, pero el dolor que sentía apenas me dejaba moverme.
Me metí al baño y lo supe, me había indispuesto. Era buena señal por un lado, pero por el otro el dolor se me estaba haciendo insoportable. Sentía como si alguien estuviera apuñalando me el vientre. Me di una ducha de agua caliente, y volví a la cama a duras penas. Por lo general no me duele tanto, pero había meses en los que el dolor era insoportable, que no me dejaban ni moverme.
Le avisé a Scaloni que no iba a ir a trabajar hoy, que no me sentía bien. Él me respondió que no había problema que descanse. Dejé mi teléfono en la mesita de luz y me volví a meter a la cama en posición fetal tratando de calmar el dolor que sentía, hasta que volví a quedarme dormida.
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Había dormido un montón, no sé cuánto tiempo, no había podido levantarme de la cama, el dolor que sentía era insoportable. Cualquier movimiento que hiciera se sentía como si me hubieran pasado por encima con un camión. No tenía nada para tomar, así que tendría que aguantarme hasta que se me pasará un poco.Había escuchado que me habían llegado un montón de mensajes pero no quería verlos. No tenía ganas de haber nada, me dolía todo el cuerpo.
Volví a hacerme un bollito en la cama tapada hasta arriba, con el aire en 24°. Como una hora después, el ruido de la puerta cerrarse de golpe me despertó, pero no tenía ganas de moverme. Sentí que la cama se hundió a un costado mío.— Che -sentí que me movieron un poquito-. Que pasa enana? -Cuti agarró el borde de la sábana para destapar me y rápido la agarre para que no pueda destaparme-
— Nada -conteste medio seca, no estaba de muy buen humor-
Yo sé que es un cliché que las mujeres nos ponemos de mal humor cuando estamos en esos días, pero yo si estaba con un humor asqueroso ahora. Me dolía todo el cuerpo, no estaba de humor para que me molesten.
— Dale boluda -senti un golpecito en mi pierna-. Qué te pasa? -la voz de Licha se hizo presente, los dos parecían preocupados-
— Nada, solo cosas de mujeres -dije y me removí en la cama, todavía tapada hasta arriba con la sábana-. Vayan tranquilos que no pasa nada
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Fisio | Enzo Fernández
Fanfiction- Pensé que solo querías coger conmigo - Obvio que quiero eso, estás tremenda y me volvés loquito. Pero no quiero solo eso con vos...