Capítulo №13

138 33 2
                                    

Por ser día jueves, el lugar está muy concurrido. Me siento algo extraña de salir, no voy a negar que extraño a Jane y su compañía. Venir sola a estos lugares no es mi idea principal, pero Marian trabaja y el resto igual, yo soy la única desempleada.

—¿Qué bebes? —ofrece Chris desde el otro lado de la barra. En su caja registradora.

—Una soda con limón —pido en su oído por el fuerte sonido de la música.

Se aparta y me mira como si hubiese blasfemado.

—¿En serio?

—Es que hace mucho no bebo, me pondré muy ebria —explico pero su expresión no cambia.

Me entrega la bebida y sigue cobrando. Yo mientras bebo me apoyo en la barra justo a su lado, en un rincón donde no moleste y ahí paso el rato. Observando. Y aunque no es que esté como amargada viendo a otros divertirse, simplemente me sale quedarme aquí. Es cuestión de ánimos.

—¿Por qué no le das una mano a Joy? —consulta Chris sacándome de mi nube de aburrimiento.

—¿En qué?

—Con las bebidas. Pasa por el otro extremo donde está Ginger.

Asiento aceptando y camino hacia dicho lugar. Los chicos que trabajan en la barra son algunos de la academia, otros empleados solamente de aquí. Pero por lo poco que los conozco son geniales y muy buena onda. No creo que tenga problemas con nadie, tampoco me gusta estar atajándome de nada, pero con todo lo que últimamente viene pasándome, desconfío hasta de mi propia sombra.

—Chris me pidió que pase a ayudar a Joy —lo señalo y ella con todo su carácter amoroso acepta.

Me deja pasar con una gran sonrisa. Tras esperar unos momentos en donde no quiero molestar a los que trabajan con tragos y muchos pedidos, logro llegar hasta la mitad de la barra donde se encuentra el chico al que voy a ayudar. Sé que es algo serio y de poco hablar, pero no he cruzado palabra con él antes. Es altísimo y delgado, cabello castaño y rizado, lleva una barba espesa cuidada y tiene unos ojos pardos increíbles.

—Me envía Chris para que te dé una mano —hablo en su oído haciendo punta de pie para llegar.

Asiente en silencio y sigue preparando los tragos. Me quedo ahí, viéndolo, esperando una indicación pero me ignora. Chris a los lejos está ocupado, todos lo están con la cantidad de gente abarrotando las barras. Pero este idiota me deja mirando.

—¿Hago algo o qué? —inquiero presionándolo de costado.

Por fin me mira de soslayo y sonríe. Y gracias a Dios Chris viene en mi ayuda.

—¿Qué pasa?

—No puede trabajar vestida así —contesta Joy y Chris me echa una mirada comprobando.

—Es verdad —afirma el último.

—¿Estoy mal? ¿Qué tengo? —pregunto preocupada.

—No estás mal —repone Chris—, sólo que tienes mucha ropa. ¡Ginger! —la llama y casi me deja sorda—. ¡Ven aquí! Ponte una falda corta y ya está.

—¿Acaso es un bar nudista? —inquiero acercándome para que Joy no oiga.

Chris suelta una carcajada y pellizca mi mejilla.

—No. Pero aquí todos llevan poca ropa, nosotros vamos en pantalones cortos y musculosas. Sólo cámbiate.

—Es que... —dudo y me tapo el rostro con ambas manos—. No me he depilado —susurro muriendo de vergüenza.

Sempiterno Caos #3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora