En las buenas y en las malas, así es como dicen que se mide la magnitud del amor. Y voy a probar que éste, es grande. En este preciso momento siento que el pecho me explota, abrazar a Et es la acción más gratificante que he tenido en mucho tiempo. Lo extrañé tanto como si no lo hubiese visto en años, me dolía verlo tan cerca y tener que estar tan lejos.
A pesar de querer hacerle veinte preguntas distintas y besarlo y abrazarlo, sigo las indicaciones de Bill y me comporto serena como Et necesita. No debo sofocarlo y presionarlo, más bien dejar que él hable, que él me dé lugar y decida cuál es la distancia que debemos tener. Cuando me aparto un poco para verlo a la cara, mis manos van solas a su suave rostro, se ha afeitado y se ve tan joven, es casi como el Et de años atrás. Su piel es tan tersa y perfecta, mis manos delinean el contorno de sus labios y me tientan, se ven como agua en medio del desierto. Quiero besarlo para ver si es real.
—No sé qué preguntarte —comento cuando mantenemos la mirada en el otro durante demasiado tiempo. Creí que no lo soportaría y terminaría besándolo de arrebato.
—Estoy mejor —comenta con la voz débil, como si tuviese la garganta lastimada—. ¿Cómo estás tú? —pregunta descolocándome.
—Estoy feliz de que estés bien —confieso.
Sin soltarle su mano, tomo la silla junto a la cama y la ubico para sentarme frente a él. Me queda un poco alto, pero no me molesta, desde aquí lo veo entero. Apoyo mis manos en sus rodillas a modo de acercamiento pero trato de no avasallarlo. Et me observa sin expresión y no me quita el ojo de encima. Me siento tan nerviosa y ansiosa.
De un momento a otro su mano va a mi cabello, lo sujeta suavemente y acaricia enredando sus dedos en las hebras. Me siento como Vainilla ante un ataque de caricias, cierro mis ojos y apoyo mi cabeza entre sus piernas, no disfruto del masaje en sí, sino del contacto de Et. Siento que quiero besarlo, quisiera que hagamos tantas cosas como antes. Por un momento me siento culpable de que me haga cariño a mí, pero es como dijo Bill, es lo que Ethan tiene ganas de dar. Y con esto me alcanza.
—¿Quieres ir a casa? —consulto.
—Sí.
Me enderezo y lo observo, quiero que hable, que diga cómo se siente, lo que piensa, cualquier cosa, pero al contrario, recibo silencio, miradas vacías y un rostro sin expresión, tal cual al que antes tenía.
—¿Quieres hablar de algo? —pregunto.
Su rostro hace una extraña mueca de cansancio y niega firmemente con la cabeza. Yo por mi parte asiento entendiendo y me pongo de pie.
—Debo salir, tu padre quiere pasar —aviso, y vuelvo a acercarme.
No es algo secreto, estoy desesperada por besarlo y acariciarlo. Es como si tuviese un fierro caliente en el estómago, me arde tenerlo frente a mí otra vez y no poder despedirme. Cuando Et sonríe apenas sin mostrar los dientes, casi como obligación, noto que está diciéndome que salga educadamente, sin besos ni nada de lo que busco.
—Te veo mañana —me despido tocando su mano y alejándome.
Esperaba unas palabras íntimas, o por lo menos palabras de cualquier tipo. Tal vez imaginaba que al verme diga cuánto me ama o me dé un abrazo con la misma intensidad que yo iba a hacerlo. Sabía que esto podía pasar. Sé que será duro, pero estoy preparada.
***
Realmente no sé qué le sucede a Et o qué tan grave es su situación. Bill nos da un panorama y dice que hay que tener paciencia, que todo es un proceso complejo y no estaba escatimado de que esto sucedería. Este accidente realmente modificó su psique, Bill dice que para bien, que esto sellará muchas grietas, que Ethan será nuevo realmente y podrá avanzar. Que no habrá recaídas. Y a pesar que es lo que más quiero, veo a Et tan lejano y diferente a como siempre es, que me parece una mentira.
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Sempiterno Caos #3
RomanceLa relación entre Ethan y Julieta ha llegado al punto más tóxico, y el hilo se ha cortado. Ambos toman rumbos diferentes e intentan alejarse para así poder lamer sus heridas. Aunque a veces la distancia no lo es todo y ellos los saben, sus caminos s...