Hoy no hay mariposas, es resaca y de la buena. Mi cabeza se siente como un bombo, y los ojos me duelen como si me hubiesen golpeado. Tomo asiento en la cama desorientada por la gran cantidad de luz que entra de la ventana, es media mañana, y Et no está a mi lado. Tengo puesto mi pijama viejo y comienzo a recordar lo que anoche sucedió.
Me levanto y voy al baño a asearme, mi rostro se ve horroroso, el maquillaje todo lavado y corrido, y en mis pelos parece que algún pájaro hizo nido. Cuando me arreglo un poco, y aún en pijama, me dirijo a la cocina, hay olor a café y parece un milagro, pero seguramente Ethan lo hizo. Al llegar lo encuentro sentado, leyendo algo con sus preciosas gafas puestas. Está vestido y tiene buen aspecto, por lo menos su cabello luce genial. Me mira y sonríe. Yo aún me detengo en el umbral, avergonzada a más no poder de lo que recuerdo haber hecho anoche.
—Buenos días —saluda amablemente.
—Hola —saludo y me acerco, tomo asiento frente a él y miro a la nada. Siento que tengo pegada la almohada a la cabeza.
—¿Quieres café? —ofrece.
—Sí por favor, me sorprende que hayas hecho.
—Tampoco es tanto —replica poniéndose de pie y buscando la jarra del café—. Cuando lo pruebes te darás cuenta —bromea.
Toma una taza y rodea la mesa para servir a mi lado, de repente su cercanía me incomoda, pero él no se ve así, actúa normal. Me apresuro a beber del amargo y asqueroso café para así amortiguar el dolor de cabeza y pensar con claridad. El ambiente se siente tenso, pero más que nada por la incomodidad de ambos.
—Está rico —miento y Et ríe como si lo supiese.
—Qué mentirosa —se queja.
—Por lo menos ayuda...
—¿Te duele mucho la cabeza? —consulta, cruza sus brazos y se apoya sobre ellos en la mesa, esperando mi respuesta.
—Algo.
Masajeo mi cuero cabelludo intentando que el dolor se aplaque, parece que lo logro, pero la punzante y penetrante mirada de Ethan no me deja en paz. Es intensa y llena de preguntas, eso es lo peor.
—Sobre anoche... —comienzo y se me cierra la garganta.
Ethan suspira paciente y se acomoda para oír, pero es como si realmente alguien me sujetase la garganta impidiendo que hable de más. Tal vez es mi consciencia.
—¿Qué recuerdas de lo que pasó anoche? —pregunta, calmo.
Ufff.
—Estábamos haciéndolo en el auto y te dije, eso.
—¿Qué más? —presiona.
Miro hacia el techo y busco recordar más. En realidad lo recuerdo pero intento no perder ningún detalle.
—Luego de eso seguimos haciéndolo y seguí diciéndote eso una y otra vez hasta que acabamos.
Ahora sí miro hacia mis manos evitando su mirada. No puedo sostenerla, siento miedo y vergüenza, siento odio de mí misma y de arruinar algo que siempre quise, y que, recién comienza.
—Lo siento, me pasé —me quejo y cubro el rostro.
—July —llama él, y lo miro con miedo de su respuesta—. No me molestó lo que me pediste —Se encoge de hombros y hace una mueca despreocupada—, simplemente quiero saber si, ahora, que estás sobria y consciente con todos tus sentidos activos, piensas igual.
Es un planteamiento real. Ethan realmente lo está haciendo y no puedo creerlo, se siente como magia. Me aclaro la garganta y respiro hondo para calmar mi ansiedad.
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Sempiterno Caos #3
RomanceLa relación entre Ethan y Julieta ha llegado al punto más tóxico, y el hilo se ha cortado. Ambos toman rumbos diferentes e intentan alejarse para así poder lamer sus heridas. Aunque a veces la distancia no lo es todo y ellos los saben, sus caminos s...