Capítulo №32

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Se siente casi como la primera vez que regresé a la Capital, llena de emociones y ansiedad. Es casi como comenzar de nuevo. Lástima que Ethan no me espera y los planes que tenía para este fin de semana se fueron al carajo, pero no voy a dejar que eso me fastidie. Por fin he llegado a la casa de mi hermano, fueron cuatro largas horas de conducir sin detenerme y muero por estirar las piernas. No puedo estacionar en la entrada porque se encuentra un auto estacionado, y si no me equivoco, es de Caleb. Mientras bajo del auto sonrío involuntariamente, seguro han resuelto los problemas y han vuelto.

De la parte trasera saco la gran jaula en la que Vainilla y sus hijitos venían, a ella la bajo al suelo al instante para que haga sus necesidades, y los pequeños noto que lo han hecho entre las mantas. Son tan pequeños y tiernos, no puedo regalarlos, quiero quedármelos todos. Et no va a cuidarlos bien y lo más seguro es que se los coma Catán.
Camino con la jaula y vainilla a un lado cuidando celosamente a sus hijos, ingreso la llave y acciono la puerta, pero desde dentro es abierta con rudeza, me sorprendo, miro a quien la ha abierto y encuentro a Caleb, se ve furioso y sus ojos están completamente rojos, está llorando. Me quedo helada a un lado, él me mira pero sin decir nada comienza a caminar a su auto. Entra, lo pone en marcha y se va como si lo corriera la policía.

—July —saluda mi hermano desde dentro, su saludo se oye como un quejido.

—¿Qué fue eso? —consulto cuando me adentro a la casa y cierro la puerta de entrada.

Dejo la jaula en el suelo y vainilla se encarga de sus hijitos. Tobías está sentado en el sofá, sus codos apoyados en las rodillas y sus manos sujetando su cabeza, se ve mal, triste.

—Hola ¿no? —dice cambiando de tema.

Sin decir nada me acerco, tomo asiento a su lado y lo abrazo. Él lo hace fuerte, casi como si intentase no derrumbarse. Siento la necesidad de frotar su espalda y acunarlo si es posible, es el instinto de protegerlo como él lo ha hecho siempre conmigo.

—¿Qué ha pasado? —pregunto muy despacio en su oído. No nos apartamos, seguimos compartiendo el abrazo.

—Terminé definitivamente con Caleb —responde y se aparta para verme al rostro.

Lo observo sorprendida, porque esperaba que se arreglaran, o por lo menos no que fuese Tobías quién terminara la relación, juraba que sería Caleb en base a todos los engaños y desacuerdos.

—¿Por eso salió llorando? —Asiente—. Pensé que estabas enamorado de él...

—Conocí a otro hombre —confiesa y baja su cabeza—. Me enamoré de otro y tuve que decírselo, no podía seguir con este juego.

Lo entiendo, es bueno lo que hizo, ir de frente. Pero no deja de dolerme por Caleb, si yo me sorprendo, no imagino cómo lo habrá tomado él. Debe doler demasiado que la persona a la que amas desde toda la vida, de repente deje de sentir cosas por ti y las sienta por otra. Como si fuese un flash, viene a la mente que Ethan deje de sentir cosas por mí y las sienta por otra. Creo que sería lo más doloroso que podría experimentar.

—¿Y quién es? —pregunto algo desconcertada—. ¿Lo conozco?

Mi hermano se frota el rostro exasperado, eso significa que sí, sino no se pondría así, lo diría sin más.

—¿Quién es? —presiono.

—Joy.

Me recuesto sobre el respaldo del sofá, eso sí que ha sido sorpresivo. Lo primero que me pone así es que nunca me hubiese imaginado que Joy era gay, tampoco que andaría con mi hermano. Es decir que el hermano de Tomy...

—¿Desde cuándo?

—Lo conozco desde hace mucho por Lana, pero nunca habíamos cruzado palabra hasta hace poco, en un bar.

Sempiterno Caos #3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora