Capítulo №35

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Dentro de la psicología el amor es visto como algo complejo, difícil de anticipar, es una unión de variantes que puede terminar en cualquier cosa. La intimidad, todo aquello que abarca a los sentimientos de ambos; la pasión, esa que enciende y mantiene viva la llama; y el compromiso, aquel que está colmado de buenas intenciones, predisposición y confianza. Esos tres componentes son los que crean un amor consumado, ese es el que todos queremos, pero que pocos tienen.

Yo creo que hemos fallado en el tercero, el compromiso. En todos los años de conocernos, aún no hemos dado en la tecla, vamos a destiempo y tenemos defasaje de necesidades. Soy consciente de que es responsabilidad de ambos, y también asumo gran parte de la culpa, desde el comienzo todo esto fue mi culpa. Julieta siempre ha sido una víctima, y eso lo noto hoy.

Estoy vencido, cansado y a punto de bajar los brazos. Todo se fue por la borda, incluida mi cordura. Si Julieta no viniese en este auto conmigo, lo estrellaría contra cualquier muro. Sé que estos pensamientos no son propios, que son impulsados por ondas erróneas en mi mente y que probablemente me arrepentiría al segundo de morir, pero ahora entiendo por qué mi madre se quitó la vida.

La vida es hermosa, pero no para los que tendemos a complicarla, no para aquellos que nacimos defectuosos. Quisiera ser normal, quisiera tener eso que tiene Tomy y que llama la atención de Julieta. Quisiera morir y nacer de nuevo, ¿será que eso hacen las personas que se suicidan? ¿Mueren para volver a una vida mejor?

Cinco minutos más y llegamos a mi casa. Íbamos a ir a un hotel cerca de la casa de Alexis, pero a pesar de que lo queremos para poder hablar, siento que no daba. Trato de estacionar lo más cerca que puedo de la puerta para que Julieta no se ensucie los pies, y la ayudo a bajar. Al ingresar a casa no prendo las luces, simplemente dejo la lámpara del rincón del living y prendo el fuego automático. Escucho el ruido de sus zapatos acercarse, pero le doy la espalda, observo la llamas y espero.

—Estaba ebria —comienza, está detrás de mí—, es como te dije, pero se ve que me pasé de copas y me lancé encima, así como suelo hacer.

Me cubro el rostro con ambas manos y me aprieto los ojos, no quiero, no quiero llorar por algo así.

—Lo que recuerdo es que nos besamos, un poco en el bar, en el auto y yendo a su casa. Realmente no sé cómo se decidió eso, yo no sé cómo hice eso, no tengo idea. Siento asco de pensar en Tomy, lo juro —concluye y sorbe su nariz.

—¿Me perdonarías algo así si fuese con Megan? —inquiero—. Te sentiste tan traicionada al saber lo de Jane... Dime, ¿acaso estoy equivocado en ponerme así?

—No —repone ella—. Pero no hay necesidad de que te portes como un hijo de puta, ambos cometimos errores y parece que yo debo ser perfecta.

—¡No puedo sacarme de la mente que ese imbécil te haya tocado y besado! ¡Los malditos celos me carcomen! —grito asustándola y me sujeto lo cabeza—. Voy a matarlo, lo voy a hacer pedazos —prometo.

—No vas a hacer nada —ordena.

—¿Por qué? ¿Te importa? —inquiero—. ¿Ni siquiera vas a disimular que te gusta en mi propia cara? ¿A tal grado de perra llegas?

Julieta me suelta una gran bofetada que me cruza la cara, pica y arde peor que un puñetazo del box, pero me gusta, me gusta que lo haya hecho.

—¡Me respetas, Ethan! ¡La única ramera aquí eres tú! ¡Estaba ebria, no quiero acostarme con él, por eso te lo oculté, no quiero que pienses en eso! Tomy no me importa, el que me importa eres tú, irás preso.

—Te odio —suelto.

—Yo igual —espeta viéndome a los ojos—, te odio.

Camino dos pasos, tomo su rostro entre mis manos y la acerco hasta que sólo quedan milímetros.

Sempiterno Caos #3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora