Capítulo №45

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Me coloco los aretes que Ethan me regaló y doy un vistazo al espejo. Jamás usé un vestido tan sofisticado, es de color metal, entre un gris y un azul o peltre. Brilla, pero conserva un aspecto fino, es largo por los pies y tiene un tajo que sube hasta mi muslo. Arriba sólo pende de unos finos tirantes y el escote trasero llega hasta la mitad de mi espalda. Los zapatos son de color a juego, cerrados y altísimos, y ni aún así llego a la gran altura de Et.
Y él, decir que se ve guapo es poco, lleva un traje negro, camisa blanca y moño. Muy pocas veces lo he visto con moño. Se ve radiante y perfecto. Es casi como esos modelos que ves en las revistas, lo observo acomodarse el cabello en el espejo y me dan ganas de comérmelo. No puedo creer que semejante hombre esté conmigo, bah, dando un vistazo al pasado, no puedo creer que Ethan se haya fijado en mí. La primer vez que lo vi en aquél antro, creí que no me daría ni la hora. Era, es y siempre será demasiado para mí. Pero puedo y quiero vivir con ello.

—Impactante —dice al verme.

—Tú te ves horrible —contesto sonriente.

Et ríe, toma su teléfono y billetera de la mesa y vuelve a mirarme.

—Casi me deprimo por ese comentario —agrega y ríe.

—Es que ya no sé qué más decirte de halago —me quejo en broma—, vivo diciéndote cuán perfecto eres y cuánto te amo, ya siento que repito, se me ocurre que decirte que eres feo creará un nuevo efecto ¿tal vez?

—¿Yo aún no he agotado palabras? —consulta.

Está cruzado de brazos y me mira con sorna.

—No —determino—, te quedan muchos halagos y palabras bonitas por decirme —reclamo.

Et se acerca hasta estar frente a mí, sujeta mis manos y mira la unión de éstas.

—Te diré siempre lo más bonito que me salga, créeme que contigo no se me terminarían las palabras.

—¿Qué has hecho con Ethan? Devuélvemelo —bromeo.

—No es como que haya cambiado. No lo hice, siempre fui así —afirma con dulzura—, pero esta parte de mí siempre fue pequeña en comparación a la otra, y nunca me dejó ver la luz.

—¿Y tu otra parte? —pregunto con temor.

—Es la que ahora está a las sombras. No la dejaré salir, ya me acostumbré a ser así.

—Yo también —admito mientras acaricio su mejilla y llego a sus labios—. Te amo porque sigues siendo Et, sólo que más dulce, con el otro Et tenía muchos inconvenientes... —agrego riendo.

—Pero también lo amas —bromea.

—Sí, me enamoré de él y de ti, te amo por completo, Et. En todos tus aspectos.

—Casi me pongo celoso de mí mismo —bromea.

—Para nada, ambos tienen el mismo pene así que no hay de qué preocuparse.

—¿Acabas de hablar de mi pene? —inquiere riendo.

—Es una de las cosas que más me gusta de ti —confieso y no puedo evitar reírme.

—Pues... Me alegra, pero me hace sentir un objeto —se queja en broma—, oh mira —Hace la mímica—, ahí va Ethan, el pene con pies.

Casi me ahogo con mi propia risa.

—Bueno, a ver, también te tiene que gustar algo superficial de mí —exijo.

Et me mira y sonríe de lado. Se tapa la boca como si no quisiera decirlo y lo empujo apenas para que hable.

Sempiterno Caos #3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora