No sé definir cómo me siento, si molesto y lleno de ira, con terribles ganas de matar al imbécil ese, o sentirme mal, decaído y sin ganas de nada, de sentirme nada. Se siente como un robo, no me he dado cuenta en qué momento Julieta me soltó la mano y decidió tomar otra.
Mis días son vacíos y horribles, cuando no estoy trabajando lo único que me reconforta es estar en posición fetal en la cama y cerrar los ojos para no llorar. Me siento tan solo y lastimado, humillado.
Y sé que no ha sucedido nada, o por lo menos es lo que ambos me han dicho, pero ¿qué quita la sensación de traición de mí? ¿Acaso no estábamos peleados por un tema similar pero en circunstancias distintas? Y por más que estuviese celosa o tenga razón ¿eso daba pie para hacer lo que hizo? Porque pasarte de copas junto a un tipo que te quiere coger no es de persona sensata, más cuando sabes que pierdes los estribos, que eres capaz de cualquier cosa y no recordarlo luego, es por eso que estoy molesto, estoy decepcionado y siento asco.
Haber entrado en esa habitación y encontrarla dormida, desarreglada y semidesnuda no fue nada bueno, con el simple hecho de que el idiota haya visto sus senos y parte de su culo por lo pequeño del vestido, siento que fue ultrajada, y por consecuencia, yo igual. Así me siento.
Y aunque no quiero imaginarlo, estoy más que seguro que se han besado, su labial embarrado hasta el cuello me lo dice, pensar en ella besando y tocando a otra persona me enferma, Julieta no se controla, no tiene consciencia de lo que hace y yo soy testigo de eso.
—Siento que no me lo merezco —me quejo, es imposible no derramar lágrimas, me siento como un imbécil.
Realmente esto me quita el sueño, no puedo dejar de pensar en Julieta y lo que pueda estar haciendo, él le tiene unas ganas tremendas y por mi mente pasa la idea de que ella también se las tenga.
—Actuaste correctamente, Ethan. No hay equivocados, sólo malas acciones y asumir responsabilidades.
—El problema no es el actuar correctamente —me quejo—, sino que no sé cómo lidiar con esta situación ¡Yo no puedo dejar de pensar en lo que sucedió en esa habitación!
—Debes hablar con Julieta y aclarar la situación, ver qué sale de eso. Es un buen momento para crear lazos, para que la confianza crezca, después de todo ella estaba ebria, eso pudo pasarte a ti, Ethan.
—Es verdad.
Vuelvo a quedarme en silencio y observo a la pintura del tigre y la gacela. No puedo concentrarme en nada, los días son vacíos, y más por no saber nada de ella.
—¿En qué piensas? —consulta Bill, su bolígrafo está listo para anotar.
—Que si por algo tan pequeño todo se pone así, no imagino con algo un poco más grande.
—¿Qué quieres decir?
—Que no sé si estamos hechos para estar juntos —confieso, siento el peso de mis propias palabras oprimirme el pecho.
—¿Por qué lo crees?
—Porque no sé si puedo volver a confiar en ella.
—Julieta cometió un error —comenta muy seguro.
—¿Y si nosotros somos el error?
Estoy harto de darle vueltas al asunto.
—Creo que estás siendo duro, Ethan —afirma y entrecierra sus ojos—. Estás muy molesto, pero es la primera vez que ella te falla, han empezado de cero, date tu tiempo, pero considéralo, no digas cosas de las que seguro te arrepentirás.
—Quiero y a la vez, no quiero hablar con ella.
—Cuando estés listo, ve y habla. Deben hacerlo.
—Me duele lo que hizo —me quejo.
—Es entendible, pero deberás enfrentarlo.
***
Las palabras suenan convincentes, hasta me lo creo, pero al momento de ponerlo en práctica me siento apabullado, no logro acercarme a Julieta, y luego de la gran charla con Bill, la respuesta llegó como una epifanía. Le tengo miedo, más que antes, en el pasado en donde no sabía a quien le entregaba mi corazón y sentimientos, es mucho peor, porque ella ya los tiene, y acaba de estrujarlos en sus manos.
No es como que siga enojado, de hecho los días pasan y cada vez la extraño más, siento esa necesidad de verla, sentir su olor o simplemente tocarla, pero como dije antes, tengo miedo. Me siento vulnerable, estaba preparado para cualquier cosa menos esto que pasó.
—Hola —saludan a mi lado, al girarme me encuentro con Serena.
Corre con dificultad, y es más que seguro que para poder alcanzarme ya que corro lo más rápido que puedo.
—Hola —saludo al quitarme los auriculares y bajar el ritmo.
Me quito la capucha, y la llovizna ha empeorado, el día está horrible pero necesitaba salir a despejarme, no soportaba estar encerrado viendo a la nada.
—Tanto tiempo —comenta ella—, hace mucho no te veo correr por aquí.
—He estado ocupado —miento—. ¿Todo bien? —pregunto por cortesía, sinceramente no tengo ganas de cruzar palabras con nadie.
—Muy bien, estoy preparándome para los exámenes de ingreso a la facultad del año que viene.
—Qué bueno. ¿Harás paisajismo?
—Sí, también estudiaré cosas relacionadas a la biología y la vida animal.
—Me alegra que hagas lo que quieres, no muchos pueden darse el lujo.
—Mis padres quieren hacerme feliz —cuenta orgullosa.
—Tienes suerte, no todos son así.
Suelta una pequeña risa y seguimos corriendo a la par por unos cuantos metros. Después de todo no es tan malo hacerlo acompañado, ella tampoco perturba mi tranquilidad.
—Aún siento vergüenza de lo que pasó —confiesa sin verme.
—No la sientas, no lo sabías... —Resto importancia.
—No hemos visto a tu novia por aquí —comenta inocentemente.
«Y no creo que la vean».
—No le gusta salir mucho.
Otro silencio, y esta vez sí me siento incómodo. Luego de unos metros nos separamos y seguimos camino. Me alegra volver a mi soledad. A mis pensamientos, aunque a veces también me traicionan.
Al llegar a casa me doy una ducha para quitar el frío, y tras prepararme un café, me dirijo al despacho, el trabajo me aguarda y no quería presentarme en la oficina. El cielo afuera se cae, la lluvia es intensa y ruidosa, giro mi sillón con la taza en mano y observo el fenómeno.
Pero otro fenómeno más impresionante es ver un auto entrar al terreno, ese auto gris es demasiado familiar. Cuando veo a Julieta bajar de él y comenzar a correr hacia aquí por la lluvia, siento que el aliento se me atora en la garganta y la respiración se corta.
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Sempiterno Caos #3
RomanceLa relación entre Ethan y Julieta ha llegado al punto más tóxico, y el hilo se ha cortado. Ambos toman rumbos diferentes e intentan alejarse para así poder lamer sus heridas. Aunque a veces la distancia no lo es todo y ellos los saben, sus caminos s...