Sempiterno Caos #3

Capitulo №38

La familia es algo raro, complicado y molesto, pero siempre es hermoso en lo que puedes refugiarte. Puedes tener muchos amigos, novios o personas allegadas a ti que piensas que te salvarán de cualquier cosa, pero no, esas personas en algún momento deciden si son ellos o eres tú, y obviamente se alejan. Nadie pondrá el pecho a las balas, y si lo hacen, es tu familia. Esa sensación de apoyo y de protección que te dan tus padres, puedes ser adulto, pero siempre recurres a ellos para que te ayuden, te orienten, te froten la espalda y hagan ver que el problema no es tan grande. 

Bueno, aquí siento que ellos no están, mi familia no existe, es como un domo de realidad virtual, me vendieron algo que no era, estoy sola. No son mi familia, no son mi apoyo, no ahuyentarán a los monstruos de mis pesadillas. Ellos son mi pesadilla, mi problema, mis miedos, mis complejos, ellos son quiénes me han hecho así. Ethan me toma del rostro y se para delante de mí, se acerca y me mira a los ojos con desesperación, me habla. Pero mis pensamientos están acaparando mi mente, procesando los hechos... jamás se me hubiese cruzado por la cabeza que era adoptada. 

—Vámonos —ruega Et y seca mis lágrimas. 

—No quiero huir —confieso, él asiente entendiendo, besa mi frente y se quita de delante. 

Frente a mí encuentro a mi padre, rojo, con las venas de su cuello hinchadas y los ojos llenos de lágrimas; mi hermano, que se cubre la boca con ambas manos y su rostro también es una catarata; mi mamá llora, y el resto es expectador. 

—No eres adoptada —declara mamá. 

Se acerca y me acomoda el cabello tirándolo hacia atrás. 

—¿Entonces? —inquiero con la voz cortada. 

—Tu padre tuvo una aventura hace muchos años —comienza—, ella era mucho más joven que yo y era hermosa. Thomas me lo confesó y decidimos arreglar las cosas... 

—¿Y no estabas embarazada de mí? —inquiero y vuelvo a llorar. 

—No. La que estaba embarazada era la amante de tu padre, pero no nos enteramos hasta que estabas a punto de nacer, ella lo buscó a tu padre y te entregó, era muy joven y no podía volver a casa contigo. 

—Me mentiste —Le reclamo a mi papá. 

—Pequeña... 

—¿El acta? ¿Candela? —inquiero. 

—¿Cómo sabes del acta?

—Busqué entre tus cosas y lo encontré.

—Es el nombre que te puso tu madre antes de que yo te reconociera —explica papá apenado—. Alexis fue quien nos ayudó tanto para poder tenerte legalmente.

Me giro y observo a Et, buscando algún indicio de que él haya sabido algo, pero su rostro de sorpresa es igual al mío. Supongo su padre, que era tan amigo de los míos, lo hizo con las mejores intenciones.

—Estaba furiosa y dolida —continúa mamá—, pero habíamos arreglado todo, hicimos de cuenta que eras nuestro bebé y seguimos... 

Se cubre el rostro y llora. 

—Pero no pude continuar, no podía perdonarle lo que hizo, seguimos hasta que fuiste mayor y pudieses irte con él. 

—¿Te desquitaste tu frustración con un bebé? —inquiero dolorida. 

—No, July —contradice, me toma por los hombros, y con la vista nublada me mira a los ojos—. Te quise, te quiero y lo haré siempre, eres mi hija, pero no es fácil criar a la aventura de tu esposo, te veía crecer y cada día te pareces más a ella, cuando comenzaste a bailar me recordabas aún más, porque eso lo heredaste de ella.