Una de la cosas que más me gusta de que Julieta viva aquí, es que puedo observarla dormir sin que sea ilegal o acoso. Suelo despertarme un rato antes y mirarla en su faceta más sincera y vulnerable. Dentro de la psicología se vería como un fetiche o una parafilia. Pero ya tengo bastante asumida mis extrañas condiciones, y por supuesto ya no me dan vergüenza ni quiero ocultarlo de ella. A veces, cuando recuerdo las estupideces que hacía para mostrarme perfecto ante sus ojos, siento pena y rabia, lo peor de todo es que le mostraba todo lo contrario. Me veía como un fenómeno, loco y enfermo, un total psicótico.
Pero son precios que tuve que pagar, años de castigo y sufrimiento para tenerla en mi cama. Siendo mía como siempre quise y soñé, pero que me costó admitir. Es increíble como una personita como ella logra que te sientas bien o mal de un plumazo, tiene más poder sobre mí de lo que cree, y no hablo de dependencia emocional, pero realmente dependo de ella. Me siento tan bien con July, es como si todo eso malo que una vez me pasó, haya quedado atrás. Soy feliz, ella me hace sumamente feliz con tan sólo sonreírme.
Intento hacerla feliz en todo lo que puedo, y no es como que tenga que ser forzado, al contrario, es espontáneo y natural. Me provoca esos raros estímulos que sólo con ella he sentido, se siente como un fuego dentro, te oprime el pecho y te nubla la vista. Caminas ciego guiado solamente por el sonido de su risa. Había olvidado lo que es el sentimiento de amor pleno, aunque creo que nunca antes lo experimenté así, como ahora. Con Julieta.
Me levanto, me siento tieso estando en la cama tanto tiempo, me haré viejo esperando a que Julieta despierte sola, si la dejas son las tres de la tarde y duerme. Es como un oso perezoso, ese que se la pasa todo el día durmiendo abrazado a un árbol, y cuando está despierto come. Esa sería la descripción exacta de la castaña.
Como todos los fines de semana, la despierto. En días de semana cada uno es independiente del otro y soy algo estricto con mi espacio laboral. Necesito concentración, debo pensar y diagramar para que todo sea correcto, y ya me ha pasado que Julieta ha entrado a mi despacho para traerme un café, y terminamos dando vuelta la habitación en un revolcón. Lamentablemente me molesté mucho, y no con ella, sino conmigo, odio los descuidos, y cada vez que algo me sale mal o se rompe, recuerdo el plano que le destrocé a mi padre y me invade la ira. Obviamente conmigo mismo.
Fuera de eso, puedo decir que vivir con ella es lejos de lo que lo había imaginado, resultó mucho mejor.Nuevamente me siento patético por pensar o suponer cosas que no eran, como por ejemplo el sofoco o asfixia de una relación, pero lo manejamos bien, ella es invisible cuando lo necesito y muchas veces, deseo salir a tomar agua para aunque sea verla de lejos. Tonto, lo sé, así también me siento, como si me hubiese fumado un porro y no se me ha ido la cruda. Otros dicen que estoy enamorado, y les creo. Lo estoy. Estoy loco, y no por prescripción médica, sino por ella.
Y aunque ahora voy a desatar el caos sobre mí, disfruto de verla unos segundos feliz, sonriente y comiendo como si no hubiese un mañana.
—Castaña —llamo su atención, ella levanta la vista de su taza y espera a que hable. Yo tengo medio rostro escondido tras mi taza—. ¿Encontraste hogar para los gatos? —consulto, y veo sus hombros bajarse.
—Aún no, pero lo haré —promete.
—Ya no los soporto más, en serio —confieso—, anoche se peleaban y no me dejaban dormir —Me quejo.
—Son pequeños, no les tienes paciencia.
—Ni la tendré —aviso—. Encontré un hogar para ellos.
—¿El estómago de Catán?
—No —farfullo por la risa, pero luego recobro la postura. Suspiro—. El otro día, cuando hablé con Megan —Ya pone sus ojos en blanco, lo sabía—, ella me dijo que los quería, le gustan mucho los gatos y va a hacerme el favor de quitármelos de encima.
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Sempiterno Caos #3
RomanceLa relación entre Ethan y Julieta ha llegado al punto más tóxico, y el hilo se ha cortado. Ambos toman rumbos diferentes e intentan alejarse para así poder lamer sus heridas. Aunque a veces la distancia no lo es todo y ellos los saben, sus caminos s...