Capítulo №29

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Indiscutiblemente, lo primero que me ha gustado es su forma de ser, su carácter extrovertido, buen humor, picardía, y a la vez, que sea pura, sincera y también tenga esa inocencia innata. Es como una niña grande. Se revuelca en la arena y los perros juegan con ella, no le importa nada a su alrededor. Es como si fuese totalmente indiferente a la maldad del mundo y los demonios que lo habitan. Estoy preocupado, hay cosas que a mi mente rebuscada no le cierran y no dejo de darles vueltas. Ella por el contrario parece normal, y eso me preocupa aún más.

No quiero que le hagan daño, y me alegra poder discernir por ella, ver las malas intenciones y protegerla. Tener tantas manchas en el lomo me hace merecedor del título. Y aunque sé que debe quedar en el pasado, me siento tan mal de saber que le hice tanto daño. No sé en qué pensaba al dañar a una criatura como ella.

—¡Muero de hambre! —se queja aún recostada en la arena, está a unos diez metros.

—¡Ya es tarde! —le recuerdo—, van a ser las siete y tenemos reserva a las nueve.

—¡Cierto!

Inmediatamente se pone de pie y camina en mi dirección sacudiéndose la arena, los perros siguen lanzándose encima y amenazan con tumbarla. Pero llega hasta mí y los animales saben que no me presto para juegos. Tienen buen olfato al percibir mi poca paciencia.

—Si quieres yo me baño en la bañera y tú en la ducha para hacer más rápido —propone entusiasta mientras subimos las escalinatas.

—No puedo ver a alguien dentro de una bañera —confieso y abro la puerta buscando disipar el tema.

—¿Alguien que está bañándose? —consulta curiosa cuando entramos a la habitación en busca de nuestras cosas.

—Sí —contesto girándome apenas—, no quisiera verte dentro de la bañera, hazlo sola por favor —pido y me giro dándole la espalda para buscar mi ropa interior—. Báñate primero —propongo.

—No me tardo... —avisa y se desaparece por el pasillo.

Espero no haber sonado raro, ella sabe los problemas que tengo con las bañeras, y además parecía bastante comprensiva, me alegro que no haya seguido con el tema. Tomo asiento en la punta de la cama a esperar y reviso mi teléfono que no he visto desde ayer. Hay muchas notificaciones a las que no presto atención, pero la de Alexis me llama mucho la atención. Y como esperaba, es trabajo, obligaciones. Lo peor es que tiene razón, traté de dejar todo listo para pasar días aquí, pero siempre sale algo que lo jode todo.

«El lunes en la mañana estoy
presente en la oficina.»

No voy a decírselo ahora a July, le arruinaría la noche. Es sábado, tenemos todo el domingo y el lunes en la madrugada me iré. Quería quedarme una semana por lo menos, y sé que ella también lo esperaba.

«No te olvides de Baby shower
de tu hermanita.»

«Claro que no.»

Sí lo había olvidado, busco la invitación de mi bolso y la sostengo hasta que Julieta sale del baño. Obviamente quiero que ella me acompañe, será en dos semanas, espero eso sea la excusa para que vuelva a la capital, la extraño tanto, y luego de este fin de semana los días se me harán interminables hasta que vuelva a casa.

Julieta aparece por el pasillo envuelta en una toalla y su cabello en otra. Entra a la habitación concentrada en sus cosas, pero no dejo de verla y desear que esa toalla se caiga. Busca en su bolso y saca unas pequeñas bragas de color negro y se las coloca, seguido de quita la toalla y se gira hacia mí. Sin importarle su desnudez y que la esté viendo.

Sempiterno Caos #3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora