Observo el menú con detenimiento y trato de buscar un buen desayuno que me ayude a pensar con claridad, sí, la comida es mi fuente de concentración. De sólo pensar en ese pastel de manzana con crema batida y caramelo se me hace agua la boca. Así que pido dos pasteles y dos capuchinos. Christian está por llegar.Le he pedido de vernos para hablar con tranquilidad, primero para disculparme por lo del domingo, segundo para hablar con mi amigo, y tercero para buscar su apoyo y aclarar dudas. Hay unas cuantas cosas que no me cierran de lo que sucedió la otra noche. Ayer, cuando salí de la casa de Ethan y llegué a la mía, tomé un baño y me acosté. Creo que me quedé dormida a las seis de la tarde hasta las nueve de las mañana de hoy. A mi cerebro le hizo bien y me siento lúcida. Aunque desde que puse un pie en el suelo, no dejo de dar vueltas a los asuntos, son demasiados hilos sueltos y lo peor es que no sé cómo atarlos todos. Por eso llegué a una conclusión, que a mí parecer, es la mejor. Ethan envío un mensaje diciendo que está bien, también me preguntó cómo estaba yo y contesté al igual que él. Sin complicaciones ni problemas.
—July —saluda Chris cuando llega y me pongo de pie para darle un abrazo.
Es de los pocos amigos que me quedan, las puertas se me están cerrando y siento que la situación se pone seria. Si Ethan tiene un mal momento, cuento con un apoyo menos. Aunque recuerdo sus primeras palabras años atrás —estábamos en la cama de mi habitación, moría por tirarme encima de él y besarlo, pero él tenía cero intenciones, al contrario, me veía como una niñita—: fueron claras “puedes contar conmigo, no soy lo más estable pero estaré ahí para apoyarte”; ‹cuánta ingenuidad la mía›.
Cuando tomamos asiento a los segundos llega mi desayuno. El cual no tardo en tragar como bestia, se siente como si no hubiese comido hace siglos. Cuando termino me calmo y observo a mi amigo. La mirada de Chris se ve oscura como siempre. Pero no es ruda, espera a que comience, y ni yo sé por dónde.
—Me siento fatal por todo lo que sucedió en tu club y todos los desastres que ya has soportado por mí —comienzo, quiere hablar pero prosigo—. Tomy se lo buscó, Ethan se portó lo mejor que pudo y, todo se fue a la mierda —Me quejo—, pero nada me preocupa más que Tomy presente cargos en contra de Et.
—Joy está molesto.
—Lo sé, es su hermano. ¿Sabes? —consulto luego de unos segundos de silencio—: quisiera saber cómo es que todos en ese club saben de mi vida, porque según Tomy es tema de salón.
—Todo se sabe, July —responde él con pena—, no sabría decir con exactitud quién, yo sólo le dije que tenías una relación conflictiva y que se mantuviera lejos, por su bien.
—No te hizo caso —espeto.
—Ethan no anda con juegos, se pensó que no pondría las cartas sobre la mesa, y ya ves, le costó seis horas de inconsciencia.
Me cubro la cara por la impresión y culpabilidad y pienso en todo esto. Es un desastre.
—Me duele saber que no podré trabajar más ahí —comento, pero más me duele que Chris no se niegue, estoy segura que si no lo decía yo, lo haría él—. Tampoco iré más a la academia, no puedo ver a nadie más.
—Debes dejar de huir...
—No huyo —replico segura—, esto no es huir, es quererme a mí misma y apartarme del entorno tóxico y dañino, no tengo nada por qué huir, pero sí para apartarme.
—Estás decidida a regresar con él —afirma con seguridad.
Bajo mi vista tratando de no confirmar, pero tampoco negar.
—Lo amo más que a mi vida —confieso.
—Cuidado, ese amor es el que te rompió.
—Es distinto —explico—, además no es que ya vayamos a volver, simplemente estamos ahí, dándonos espacio pero sin cortar por completo.
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Sempiterno Caos #3
RomanceLa relación entre Ethan y Julieta ha llegado al punto más tóxico, y el hilo se ha cortado. Ambos toman rumbos diferentes e intentan alejarse para así poder lamer sus heridas. Aunque a veces la distancia no lo es todo y ellos los saben, sus caminos s...