Capítulo №6

169 32 1
                                    

Me coloco los tacones, acomodo mis medias y me quedo sentada al borde de la cama. No siento ganas de levantarme ni de salir a la calle, no siento nada.

He vuelto al apartamento solamente para organizar mis cosas, cuidar de vainilla y buscar ropa. Ya he avisado que al viernes no viviré más aquí. Lo único que me llevo a la casa de Tobías será mi cama y ropa, lo demás lo dejaré aquí hasta que encuentre otro apartamento, sino estaré moviendo todo constantemente y terminará por echarse a perder. No estoy para volver a hacer compras.

Lo importante es que no quiero estar más aquí, al mirar esta habitación no puedo evitar recordar a Ethan, y con él vienen más recuerdos. No lo siento como una ruptura normal, al contrario, se siente como un desgarro, como una herida fresca.
Me carcome algo dentro de pensar que pueda estar con ella, que lo toque, lo acaricie, lo abrace, lo bese, lo enrede y termine por acostarse con él.

¿Qué lo detiene? Ya me ha terminado, y a pesar de que iba a hacerlo yo, que lo haya hecho él me indica las cosas que deben pasarle por la mente, como por ejemplo nada de compromisos, nada de soportar despertar con alguien, el deber de estar pendiente de la otra persona, la constancia, el no poder hacer lo que te plazca, no poder acostarte con quien quieras, riesgos de embarazo, bebés...

Pero no mintió. No me engañó, dijo que esa no era vida para él, la que no supe verlo era yo, fui tan estúpida que lo presioné hasta para que deje de lado a esa perra, cuando en realidad, esas no eran sus verdaderas intenciones, y ahora que nos hemos separado y ellos acercado, me doy cuenta que la prefiere a ella en su vida antes que a mí. ¿Qué tendrá Megan que yo no? ¿Qué le dará? ¿Mejor sexo, cero compromiso?

«Ethan no es para ti, no te quiere, no siente ganas de tenerte a su lado, en su vida, de escucharte, de verte dormir, de despertar, de formar una familia contigo. No, Ethan no quiere nada de eso y no insistas, una persona que te ama no te daña, no te hace todo eso, una persona que te ama te cuida a ti en vez de él, te antepone, no te aleja, no te quita, no te lastima».

Suspiro y asiento al escuchar a la voz de mi consciencia, ya no lloro, ya duele menos. Creo que nada puede empeorar y eso me consuela aún más.
Por suerte o más bien desgracia, porque no quería que lo haga, antes de volver a la Costa, mi papá arregló mi coche y lo dejó como nuevo. No me había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba, sobretodo mi bolsillo por tanto taxi. Y el transporte público me da pánico, lo detesto.

Llego al estacionamiento del edificio y estaciono junto al auto de Tobías. No quiero, pero termino mirando al lugar de Ethan y no encuentro su auto, sino uno más nuevo y de color blanco. El otro seguramente ha quedado destruido por el choque. Por algunos comentarios que he oído por ahí, y también por Facebook, he visto que está mejor, que sus fracturas sanan bien y el rostro en estos días le ha sanado bien.

Todos me matan a preguntas, pero les doy el mismo discurso que a Tobías, y es obvio que nadie me cree. Pero realmente me humilla que sepan todo, que Ethan esté genial por ahí con la perra y yo esté como una estúpida lamentándome por todo.

Tras saludar a mis compañeros, esquivar preguntas como qué me ha pasado y animarme por haberme reintegrado, me acomodo en mi asiento y prendo mi computadora. Tengo la mente en blanco y no me concentro, el ruido me molesta y la posible presencia de Ethan también.

Las horas pasan, me inquieta tenerlo tan cerca, me dan ganas de ir, tirar abajo la puerta de su oficina y preguntarle qué siente, si me extraña, si le duele, si siente algo de lo que yo siento... Porque creo que no, eso inquieta más, creer que me ha descartado así como así, que no he sido lo que yo creía. Y me siento como una tonta bipolar, pero tal vez es mi poco amor propio el que pide dignidad, y que Et haya pasado página así como así no me ayuda. ¿Es que acaso es mucho pedir que se vea un poco como yo? Que demuestre que lo siente, que está arrepentido, que finja que le duele haberse librado de mí...

Sempiterno Caos #3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora