Capítulo treinta

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Un bosque lleno de luciérnagas que se agitaban cada vez que un movimiento de sus manos llegaban hasta las plantas que florecían sin importar que el sol estuviera escondido y la luna gobernando los cielos, aquella persona tenía un poder que le otorgó el dios del sol y las flores y árboles lo sentían y para agradecerle se volvían verdes y más hermosos mientras que las pequeñas luces huían buscando un nuevo lugar para descansar.

Seokjin paseaba los dedos y tocaba las hojas de plantas que regresaban de sus sueños para sentir el poder que emanaba aquel omega ciego de ojos grises, aroma a flores del bosque o silvestres, piel lechosa, cabello negro como la noche en el cielo que brillaba. Sentado en una roca que sobresalía de la tierra y cerca de un gran y viejo árbol donde sus ramas agradecían al chamán, haciendo crecer sus pequeñas florecitas de colores que se iluminaban con el posar de alguna que otra luciérnaga en sus pétalos delicados y suaves.

A su mirada venían tantas imágenes, tantos futuros pero todos igual. Volvería aquello que se contaban como leyenda, que relataban los más ancianos a sus nietos como cuentos, como una fantasía lejana, pero ahora, ahora estaba más cerca de la realidad que de la propia ilusión.

Con sus pies descalzos sentía el vigor en la tierra sana y escuchaba el hablar de sus animales, era relajante para su mente inquieta que no dejaba de repetir cada una de las cosas vistas.

Unos pasos fuertes sintió gracias a que la naturaleza le advirtió de un intruso en su bosque. Sacudió sus dedos y las luces de los insectos rodearon el ambiente haciéndolo más luminoso y precioso que antes, las flores del árbol caían y planeaban con el viento a su favor hasta caer en el suelo haciendo un pequeño camino para el invitado.

-Hace mucho tiempo atrás, cuando el mundo solo era un pequeño retoño para los dioses, hubieron tres grandes brujas de enorme poder- habló Jin sin abrir los ojos y sin cambiar su expresión de eterna relajación.

Jungkook paró su caminar por el pequeño sendero de flores y luces, miró al chamán con curiosidad por lo dicho, aquella historia ya la conocía.

-Ellas tres fueron las encargadas de proteger la tierra cuando nuestros dioses no estaban para vigilarla- continuaba Jin- Pero una de ellas se reveló contra sus compañeras e hizo del mundo una discordia entre especies- pausó un momento para abrir sus ojos sin dirección ni color.

No miraba a Jungkook, no podía, pero sabía que estaba allí quieto, escuchando, como siempre lo hacía desde que era un cachorro, era curioso, un alfa curioso que le encantaba saber todo tipo de historias y más si eran contadas por el Chamán. Con su mano señaló una roca que estaba en frente, una roca que antes estaba oscura pero cuando el omega encontró su existencia en su mente, está tomó luz de las luciérnagas que se posaban a su alrededor.

El alfa sin hacer ninguna sonido se acercó y dejó que su cuerpo cayera sentado sobre la piedra, se acomodó en silencio y espero que el omega continuara la historia conocida.

-Una guerra comenzó, los dioses intentaron intervenir pero el poder tan maligno de la bruja nos dejó sin la protección de ellos -relató cuando el silencio del alfa le dio el permiso de seguir- Y por 100 largos años se desarrollaba la conocida gran guerra donde la tierra sufrió grandes cambios y destrucciones, pero la malvada bruja fue derrotada por las otras dos. Fue quemada con las llamas de nuestro Dios el sol y torturada por las compañeras de la diosa Luna.

»Pero... las brujas sabían que su hermana volvería, volvería más poderosa y temible que antes y por eso crearon los cristales.

Jungkook, se relajó más contra la roca dejándose llevar por la voz del chamán, aquella historia era tantas veces contada pero cada vez con más entusiasmo, un mito que pudo haber sido real o solo imaginación, pero no había con que probarlo.

✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora