Capítulo treinta y cinco

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Advertencia: violencia explícita y escenas fuertes.

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-¡Que la noche roja se vea ante nosotros tus creaciones!

Las nubes comenzaron a cubrir el cielo oscuro tiñéndolo del color de un rubí cuando la luz daba sobre su cristal, hacían un campo sobre el gigantesco coliseo, ocultándolo de los curiosos de afuera, pero una abertura entre los velos de algodón escarlata mostraban a la luna tan roja y demandante de sangre en su luz.

Los vampiros comenzaban a celebrar aquel espectáculo hecho por luna sobre su gobierno en el cielo oscuro donde la luz más grande no podría ni iluminar con sus rayos la negrura alimentada en el cielo.

Yoongi ignoraba todo cuanto pásese a su alrededor, sus ojos no dejaban el trono morado de la gobernante del Reino del norte, su extraña reacción ante algo que su guardia había dicho.

Aquella vampira siempre fue conocida por su seriedad ante todo, por solo observar las cosas, ser callada y no participar en nada que la perjudicase. Conocía a su hermana, trabajaba para él y extrañamente este año no la había acompañado para los juegos.

Cada vez las cosas se ponían más raras.

-Luna danos tu protección ante la batalla que se dará en tu honor- dijo el presentador elevando los brazos junto con aquello que de la arena salía.

Un campo de fuerza transparente rojizo se levantaba recubriendo hasta volverse una esfera sobre el campo de batalla y la luna desde su punto más alto, dejó que su luz hiciera de aquella magia más poderosa haciendo que solo los guerreros queden dentro de él. Los vampiros fuera saltaban de euforia esperando la sangrienta lucha que se daría, el comienzo de los juegos de sangre viva.

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Linnet corría entre los pasadizos escuchando el retumbar de los gritos como un eco allí abajo, al igual que los saltos que hacían y que del techo polvo caía sobre su cabellera bien peinada. Cada puerta que daba a la arena estaba abierta para los guerreros que todavía estaban en sus jaulas siendo privados de la vista por la tela que cubría su cárcel.

Tenía que llegar rápido hasta la suya, donde se supone que su guerrero debía de esperar a la señal para salir a luchar. Su guardia la seguía y le indicaba dónde podría estar Jungkook, el coliseo era gigantesco y solo había recorrido la mitad.

Sus poderes no funcionan del todo ya que luna cuando se tiñe de sangre a los vampiros se le prohíbe usar su completa magia para que no haya trampa en la lucha.

Cuando la bandera con su color apreció en su campo de visión ya era demasiado tarde.

-¡Que la sangre se derrame ante los ojos de Luna!- la señal fue dada y los guerreros soltados de sus jaulas.

Y la reja que dividía el pasillo principal de la puerta donde el guerrero residía fue bajada para que estos no salgan y escapen.

-¡JungKook!- llamó sosteniéndose de los barrotes de hierro que la separaban del otro lado.

Solo podría hacer una cosa.

El morado en sus pupilas acrecentó con rapidez y un humo morado salió disparado de sus dedos que se volvían violetas por el poder que acumulaba.

- Aléjate- ordenó al guardia que la miraba con preocupación.

Se separó de la rejas y gritó del dolor agitando las manos hacia adelante y con sus garras arremetió contra las vigas que ni siquiera se movieron cuando repitió el movimiento una vez más.

-Mi señora su poder es débil, no puede romperlas- aconsejó el guardia tomando los hombros tembloroso por el esfuerzo de la vampiresa.

Linnet negó y respiró profundamente de nuevo, cerró los ojos y sintió la poca magia que tenía acumularse en sus dedos, y lo intento de nuevo y de nuevo, agotando cada rastro de poder en su cuerpo, debilitándola hasta hacerla casi desmayarse.

✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora