Capítulo dieciséis

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"Jungkook lo siento mucho"

"Jungkook debes ser fuerte"

"Jungkook sé el mejor alfa de manada por ellos"

"Jungkook sé el más fuerte para vengar su muerte"

Esos comentarios y muchos más escuchaba el pequeño cachorro de unos 10 años, de habitantes de la manada, de la manada que fue de su padre y ahora el estaba muerto junto con su padre omega, los dos cuerpos sobre un bote que vagaba en llamas por las aguas de la playa donde una vez se divirtió junto con ellos, donde una vez se sintió feliz.

Lágrimas salían de sus grandes ojos azules, sus puños se apretaban con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos y sollozos inaudibles se escuchaban salir de sus labios, no quería que nadie viera, escuchara ni notara su estado, tan vulnerable e indefenso. Con su vista nublada percibió como muchos a su alrededor se convertían en grandes lobos y aullaban a la luna, un ritual para despedir a un gran alfa, su omega y junto a sus centinelas, pidiéndole a la luna que dejara aquella pugna que sus hijos comenzaron, pero esta era una luna llena que veía aquello sin sentimiento alguno.

El pequeño la miró con rencor, las criaturas de la noche, las criaturas que había creado ella le habían arrebatado a su familia, los malditos vampiros comenzaron aquella guerra contra los lobos, una guerra que no tenía sentido en su pequeña mente de cachorro. Aunque el sintiera tristeza, añoranza y nostalgia, el sentimiento que más albergaba en su interior era el de venganza, una venganza que haría cuando su lobo sea más grande, cuando su fuerza sea mayor, cuando su instintos estén más desarrollados, cuando sea el mejor alfa de la manada jeon, para así poder enfrentarlos, para así poder matarlos como le enseñó su padre alfa.

Cuando el bote desapareció entre las olas del mar y la oscuridad de la noche cada uno de los miembros de la manada se fueron dispersando uno por uno hasta solo dejar al omega defectuoso y al cachorro que lloraba.

Un Seokjin de 25 años de edad se puso a su lado, no podría ver pero sentía el olor a quemado y el de la playa juntos, pero el de los demás miembros de la manada no, aprovechándose de eso le acarició la espalda al retoño y con su suave tacto sintió como unos espasmos venían de él y como vibraba por los gruñidos que soltaba. Jin no sabía que era perder algún familiar, el nunca tuvo uno, sus padres lo rechazaban, no tenía amigos, solo tenía a aquel cachorro que no lo veía como defectuosos, lo veía como un hermano mayor, eso lo hacía sentir querido, además de responsable hacía él.

El cachorro al sentirlo se abalanzó sobre el omega y comenzó a llorar con mucha más fuerza que antes, mojaba sus ropas, ensuciándolas de unas lágrimas de dolor, de puro dolor en el corazón.

-Jin, me voy a vengar... vas a ver que lo haré- dijo entre sollozos el cachorro contra el pecho del mayor, pero cada palabra salía con furia y enojo.

En la mente de Seokjin se presentó una visión, unas imágenes, eran algo extrañas pero algo le decían. Una luz que se movía de aquí para allá en un campo lleno de flores y una sombra que la veía de lejos dentro del bosque pero sin acercarse. Eso le dio la idea de que el futuro sería difícil para Jungkook, lo malo era que no podía decírselo, pero si podía darle alguno que otro consejo al respecto.

-Kookie, el destino tiene planeado algo para cada uno de nosotros- habló calmado y después de unos segundos en silencio y de pensar bien sus siguientes palabras continuó - Solo debes de ser paciente, la verdad saldrá a la luz en algún momento. Pero debes de tener mucho cuidado con la luna- advirtió.

En ese instante el cachorro no entendió, pero más adelante se percatará del gran peso de aquellas palabras en su vida.

✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora