Capítulo cincuenta y dos

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Los invitados llegaban uno por uno, las puertas ni siquiera les eran necesario abrir a las criaturas, estas con el poder y el hechizo de la invitación aparecían en el gran salón de castillo.

Cada vampiro de alta clase llevaba su mejor vestido y traje, de telas con procedentes sangrientos y de coronas hechas de colmillos de animales inocentes, de pieles que colgaban de sus hombros hechas de algún depredador junto la suavidad de su presa.

Una tradición de muchos siglos llevaban los invitados en sus conjuntos de ropas y vestidos. Traer en sus telas el gritar de las víctimas y en sus coronas el arrepentimiento de ellas, era lo último a la moda en los asesinos de la noche y la tradición a las grandes festividades como lo era esta primera boda en su mundo oscuro.

En el gran salón se presenciaban parejas sin compromiso a la eternidad, solteros y solteras en busca de una nueva o nuevo amante o solo solitarios bebiendo de su copa con sangre noble y vino del más caro. Los sirvientes pasaban a sus lados con bandejas llenas de algún bocadillo o de copas vacías y otras rellenas de vino o solo fluidos para los sedientos.

Los murciélagos con sus ojos de terrorífica forma vigilaban desde el techo, miraban a todos por igual, no importaba quien fuera ni que estatus tenía, si hacía algo que no les convenía aquellas criaturas de pequeña forma lo harían pagar castigándolo de la peor manera.

¿Qué hay de los gobernantes? Se preguntarán.

Los gobernantes estaban esparcidos por toda la festividad.

Tao se mantenía cerca de las mesas de comida mostrando a sus compañeros sus habilidades con la katana. Bahir desde una esquina miraba y calculaba todo, parecía una sombra llena de oro.

Natalia se arreglaba de la mejor forma su sostén para mostrar su pronunciado pecho además que limpiaba su apretado vestido que se encajaba en su envidiable cintura y abultado trasero. Una mujer de cuerpo de ensueño, pero con cara de pocos amigos cada que se le acercaba algún que otro vampiro.

Mientras que Lily la novata gobernante del norte se escabullía por los pasillos tan conocidos por ella y buscaba con su mirada a su hermana.

Por momentos hacía una que otra cara de dolor, nunca le gustaron los tacones y menos usar vestidos con telas hasta de más encima, no era lo suyo, pero como tradición debía de hacerlo. Cuando se hubo visto a sí misma fuera de la vista de los demás se dispuso a quitarse los zapatos y a caminar hasta la habitación donde se supone que el esposo del rey y su hermana debían de estar.

-¡Buenas buenas! Como se encuentra AHHHH!- abrió la puertas de repente pero con la misma la cerró-¡Lo siento, lo siento muchísimo de nuevo!- gritó apoyando cabeza contra la madera de la puerta.

Su sonrojo corría de nuevo por todas sus mejillas y en eso ve a su hermana caminar hasta ella cuestionándole con la mirada.

-¿Lily? Se supone que debes estar abajo en la festividad- le dijo pero a la carente respuesta por parte de su hermana levantó una ceja-Lily no me digas, ¿lo viste de nuevo desnudo?

La más pequeña asintió inflando sus cachetes en vergüenza a lo que su hermana rio por la tierna escena.

-Ignorando que acabas de ver por segunda vez a la pareja del rey en esas condiciones- empezó Linnet acomodando un estuche que llevaba en sus manos, cosa que Lily notó en ese momento- ¿Como van las cosas en el Norte?

Lily suspiro y se irguió en su lugar sosteniendo mejor los zapatos de tacón.

-Regular

La ex gobernante frunció el ceño-¿Regular? ¿Qué quieres decir con regular?

✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora