Capítulo treinta y cuatro

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Grandes y hermosos carruajes se reunían ante aquel coliseo oscuro que se construía con sombras que venían de muchos sitios levantando rocas y árboles dándole espacio para que la arquitectura aumente su tamaño y esplendor.

Enormes columnas nacían de los suelos y se volvían de una piedra preciosa y las oscuridades pasaban por su roca para incrustar en ella diamantes de colores que brillarían con la luz de la luna que reluciría roja en la noche sangrienta.

Habían banderas gigantescas de colores enteros que rodeaban los muros de afuera, cada una representando un reino.

Amarillo de oro: El reino del sur

Donde su transporte era jalado por grandes tigres de ojos como el material que representaba aquel reino y su sombra se movía casi pesada por lo brillante que era aquel. Detrás del carruaje principal venían más donde las familias poderosas y fieles a su gobernante se movían de una lado a otro siguiendo a al que llevaba al reino donde pertenecían.

Verde de esmeralda : Reino del Este.

Extraños leones de piedra oscura con ojos verdes hechos de la piedra que su reino representaba llevaban con sus cuerdas el carruaje verdoso donde el que llevaba aquel reino residía en su interior comiendo y afilando su sable.

Más atrás venían otros con familias que seguían al carruaje de verde esmeralda.

Naranja de fuego: Reino del Oeste.

Un gigantesco toro hecho de llamas, sus ojos tan brillantes y enfurecido y con sus cuernos llevaba la carroza sin techo dejando notar a su gobernadora que saludaba a los que la seguían desde atrás en aquel largo viaje.

Morado de zafiro: Reino del Norte

Linnet no había hablado en todo el viaje, se mantenía mirando por la ventana hacía afuera, observaba a los demás reinos dejar su transporte y dirigirse hasta el interior de un coliseo que terminaba de construirse en minutos o segundos.

Jungkook la imitó notando grandes jaulas de distinto material que cada reino traía, algunas se estremecían bajo la tela que la cubría y otras malamente ni se movían, le dio curiosidad de que habían dentro de aquella cárceles pero la vampira se le adelantó.

-Son los guerreros- le respondió sin siquiera mirarlo.

-Com-

-Se te nota, aunque no te esté viendo puedo deducir que tienes curiosidad- esta vez saco los ojos de la ventana y lo enfrentó por primera vez en aquel viaje-Se que no es lo más sensato lo que voy hacer pero es lo único, no quiero que mi hermana muera, ella es muy joven todavía, yo ya llevo mucho tiempo siendo gobernante- explicó aunque el lobo no haya preguntado.

JungKook la entendía, estaba primero su hermana antes que ella. Cada que pasaba más tiempo con los vampiros se daba cuenta de tantas cosas, que ellos sí tenían familias las cuales proteger, que si habían buenos como también malvados que solo querían el mundo para ellos.

Tanto en la noche como el día, en la luz como en la oscuridad hay bondad como maldad, nadie podía cambiar la personalidad de las criaturas, aunque fueras vampiro, lobo o humano, eres malo o bueno, cada persona o criatura tenía una meta en su destino trazado.

El carruaje tocó tierra y las panteras rugieron dándole la señal a su dueña que habían llegado al coliseo. Habían más carrozas atrás que también descendieron y dejaron que las personas dentro salieran y esperaran a su gobernante fuera, no podían caminar sin ella al frente.

-Ellos son mis súbditos más fieles, por eso nos acompañaron todo el viaje- le informó Linnet y el lobo asintió un poco confundido- No salgas del carruaje, mis panteras te llevarán a otra parte y mi soldado te guiará hasta el rey, nadie te puede ver, aunque seas la pareja del primer vampiro sigues siendo un hombre lobo para los demás- le advirtió antes de abrir la puerta y salir cerrándola cuando todo su cuerpo estaba afuera.

✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora