✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞

Capítulo cuarenta

Estaba en medio, había luz pero también noche, había calor pero también frío, había vida pero también muerte, una fina línea que los dividía, dos partes diferentes unidas pero a la vez separadas por ella.

Una parte de su cuerpo estaba helada del invierno que la noche le brindaba, una noche oscura, pero con pequeñas luces blancas en el cielo junto a su gran gobernante la luna, mientras que la otra mitad sentía un calor como también vida de los rayos del sol que le apuntaban, el cielo azul y hermoso con nubes que parecían de algodón.

Dos partes conviviendo con una paz infringida.

Miró para los dos lados, notando diferencias como igualdades, estaban en el mismo mundo, era el mismo cielo, la misma tierra, pero distinto: noche y día.

Caminó siguiendo la línea, la seguía con los ojos, buscando algo que su interior pedía ver, algo desconocido pero anhelante para su alma. Cuando un precipicio apreció obstaculizándole su camino.

En el, muy al fondo un humo se esparcía poco a poco sin ser notado, parecía como si la noche estuviera comiendo a día, y como día se trataba de defender.

Pero había algo raro, algo que parecía no pertenecer pero allí estaba haciendo de la guerra más grande pero silenciosa con sus hilos de maldad.

La luciérnaga que siempre le acompañaba estaba a su lado viéndolo igual que él, mirando lo que puede ser un fin demasiado escalofriante pero real o solo una ilusión distorsionada.

Un brillo apreció cegándolo por unos segundos y una pequeña niña salió de esta, sus ojos tan azules como las aguas de un mar bravo y su pelo negro como la noche que se ondeaba en las puntas, su piel morena y un vestido blanco con algunos toques en dorado sobre ella, su expresión se mantenía seria pero sus dedos eran calientes como el aura de una fogata en pleno bosque, mientras tomaba los suyos igual de tibios.

-Mamá- llamó la pequeña mientras le miraba con sus ojos grandes.

Jungkook la observó de vuelta extrañado, pero con un sentimiento en su pecho. ¿Quién era aquella niña?

Lo que antes era un precipicio lleno de lamentos y guerras se convirtió en aquel campo tan bello y pacifico, lleno de flores y rodeado de aquel oscuro bosque en la lejanía.

-¿Por qué no jugamos mamá?-preguntó con los ojitos brillantes y una tierna sonrisa en sus labios.

Jungkook sintió como los dígitos pequeños de ella desaparecían de su tacto, como aquel bosque de antes se volvía más oscuro, sentía gritos a las afueras de la espesura y lamentos como ecos en el campo, había humo que se propagaba en la lejanía y una sombra que mataba sin ser vista, pero el campo se mantenía, se mantenía bello y brillante con una luz que venía de alguna parte, no había sol, pero si un cielo azul, no había luna, pero si estrellas.

-¿Por qué te tienes que ir?- de repente la voz de la niña cambio, se escuchaba madura y adulta, educada y suplicante entre sus palabras.

La miró.

Una hermosa mujer de rasgos hermosos, con sus ojos grandes y brillantes, piel morena y pelo negro recogido en una coleta, le observaba buscando una respuesta que el no sabía, no entendía.

-Tienes que buscar venganza ¿verdad?

Asintió.

-Vuelve, por favor... madre

Y el anillo en su dedo comenzó a iluminar cada parte de su visón, un brillo tan fuerte que hizo que todo rastro de aquel lugar desapareciera...