Capítulo cuarenta y siete

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El cielo era negro, la oscuridad no dejaba ver nada, las personas gritaban y preguntaban pero no había respuesta para ese fenómeno, la luna no estaba, tampoco el sol, nadie entendía.

-No es posible...- su voz salió baja junto con el aire frío de aquella noche extraña-¿Qué está ocurriendo?- preguntó al cielo negro sin estrellas.

No podría ver, pero el frío se acumulaba en sus huesos haciéndolo estremecer, sentía la oscuridad en cada rincón y los gritos de cada miembro de la manada.

-Es de día, ¡¿por qué ahora no hay sol ni luna ?!- cuestionaron los alfas más viejos de la manada con alteración.

-¡¿Alfa que está pasando?!- gritaron omegas a lo lejos con ojos llorosos y extremidades como gelatina.

Toda la manada estaba asustada, cuando el sol había estado en los cielos una oscuridad se lo llevó sin pedir permiso, ni siquiera la noche se había aparecido, los cielos llevaban el negro en su lienzo antes azul, nadie se lo esperaba y mucho menos Seokjin que no podía sentir nada, no podía conectar con su poder, era ciego de verdad, no podía notar nada, no podía percibir las ondas de antes, las imágenes del destino, los murmullos de criaturas invisibles y de la magia escondida del día, nada.

-Amor, ¿sabes que está pasando?- las manos de su alfa lo rodearon quitándole un poco el frío, pero no completamente, pareciera que este no solo era externo.

-No lo sé Nam, no lo sé- su voz se quebró por completo, se sentía en aquel momento inútil completamente-Ya no siento la conexión con Sol, no hay nada- agua salía de sus ojos grises sin dirección.

-Ya, ya Jinnie, todo estará bien, yo estoy aquí- le consoló, pero aunque las palabras estaban, las acciones también, sabía que su alfa lo protegería, pero nada estaba bien, no había nada bien desde que el cristal fue robado.

-¡Papá!- notó la voz de su hijo mayor, estaba cerca, cerca de las fogatas y velas que lo miembros de las manadas encendían y con ella su alfa les imitaba para poder encontrar a Jimin entre los de la multitud igual o peores que ellos-Papá no me gusta la oscuridad- sollozó cuando sus dorados ojos encontraron la complexiones de sus padres.

Jimin corrió empujando a todos en su camino hasta llegar a sus progenitores con desesperación. No había explicación que le dijera que había pasado, su miedo era mucho.

Ante que todo se volviera oscuro a la vista, antes de desaparecer el astro brillante arriba, antes que pasara, él estaba fuera de su casa recolectando algunas flores para decorar un poco la mansión principal, un pasatiempo que tenía desde que fue pequeño. Cuando de repente sus manos se volvieron negras, el campo se volvió negro, los tulipanes también, no había nada, en ese momento se sintió perdido, no sintió la luz ni el calor, solo el frío y los temblores de las ramas a su brisa aterradora. Observó el cielo, pero nada, no habían estrellas, no habían nubes, no había sol ni luna, pareciera que no había ni siquiera cielo donde poder ver. Corrió por el camino que a su vista era invisible pero sabía que estaba allí, y a la lejanía se escuchaba el bullicio de los demás, las velas y el fuego ondeando, una pequeña luz, una salida a su oscuridad.

Y allí estaba, en el presente escalofriante, abrazando sus padres con necesidad, en busca de sus aromas y de sus brazos sobre su cuerpo, protegiéndolo con ellos, en ese instante comenzó a llorar, tenía miedo, mucho miedo.

-Cachorro, ya estamos aquí, no pasará nada- trató de calmar el omega y chamán a su hijo, aunque en sus ojos también se visualizaban a la luz naranja del fuego las gotas de agua deslizarse por sus mejillas, en silencio-No dejaremos que te pase algo- con sus brazos acurrucó al chico sobre su pecho, escondiéndolo, cuidándolo aunque fuera inútil en su condición.

✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora