Capítulo cincuenta y siete

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Cerró los ojos.

No los abrió.

No quería.

No quería ver más.

No quería ver más de lo que le mostraban.

Y en la oscuridad detrás de sus párpados permaneció alerta.

Ratas.

Muchas ratas.

Muchas por todas partes.

Su chillar lo reconocería en cualquier lugar. El ruido de sus asquerosas patas lo conocía. El olor de su piel y el sentir de sus ojos sin dirección los recordaba.

Se erizo por completo cuando los gritos de guerra acudieron a sus oídos para quedarse en ellos, el desgarrar de pieles y el rugir de los lobos al compás con el de los vampiros. El desenvainar de espadas de platas, escuchar el silbido de flechas volar y el de lanzas caer matando.

-Tengo miedo- murmuro tapándose los oídos, encogiéndose en su lugar, apreciando la tela cubrir su pequeño cuerpo.

El solo era un cachorro que curioso se fue escondido dentro de un saco.

El solo era un cachorro que curioso quería saber que significaba guerra.

El solo era un Niño que desobedeció y quiso ver si sus fantasías sobre las victorias eran verdaderas.

Imaginaba a los vampiros débiles y sin casi poder.

Imaginaba a los lobos rugir y convertirse haciendo que los enemigos se fueran.

Por ello no se esperó todo eso.

Supo de la peor manera que lograr la victoria en la guerra significaba teñir de rojo el campo de batalla, atacar para matar, ver a otros morir, oír el dolor, sufrir y sentir el peso de todos los que por muertos llevaba cada aliado y enemigo.

Cuando el combate había terminado, se vio así mismo estático en medio de una montaña de muertos.

Una montaña llena de ratas.

Jungkook se estaba viendo en esa gran colina pintada de un negro en movimiento, observaba al pequeño cachorro que trataba de salir de cada una de esas ratas, de esos animales que chillaban hasta el punto de odiar esos ruidos. De temerles.

-Por favor déjenlo- le suplicó y las ratas lo voltearon a ver- ¡Por favor, déjenme!- lloró

Esas ratas no le hacían caso, ellas solo le miraban. Esos ojos llenos de lagañas le observaban como si sus palabras no hayan significado nada, como si sus lágrimas solo fueran un poco de lluvia.

-¡Señor allá está!

Soldados de la manada Kim habían acudido a su rescate pero el pequeño había estado allí por horas, perdido y viendo a las ratas devorar los cuerpos, desgarrar las pieles muertas de los centinelas, de esconderse dentro de las armaduras sucias de los vampiros hechos polvo, preguntándose  una y otra vez si sus padres también habían sido la comida de ratas.

El alfa de la manada Kim ahuyentó algunas ratas en su camino, las asustaba haciendo que salieran corriendo en distintas direcciones.

-Ratas, ratas, muchas ratas- decía el cachorro mientras era cargado por Namjoon-Ellas me quieren comer, me quieren quitar los ojos, me quieren matar..

-No pasará nada, yo te protejo- interrumpió el alfa.

Pero Jungkook no le creyó, esas ratas habían matado con sus pequeñas garras el alma de muchos caídos, llevaban en sus estómagos las pieles y ojos de los muertos, ellas estaban impregnadas del olor a guerra, de esa batalla que marcó su vida y se rellenó de muertes.

✞𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ 𝐶𝑟𝑦𝑠𝑡𝑎𝑙✞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora