Tres Lunas

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Prólogo: Los chicos cumplen tu sueño de comprar el lugar que tanto has querido por mucho tiempo para poner tu cafetería, y luego tú los sorprendes a ellos de vuelta.

DowBaStan

Los chicos sabían lo mucho que soñabas con tener tu propia cafetería.

Sabían que ese era tu sueño desde que te habían conocido mientras aún trabajabas en una universidad como profesora.

Estabas en una excavación en Egipto la cual dirigías tu.

Era de noche y sólo quedabas tu con algunas colegas, cuando un tipo con traje blanco y capa llegó haciendo un completo desastre persiguiendo a unos saqueadores.

Tus compañeras comenzaron a correr, pero ni bien te diste cuenta que aquel misterioso tipo enmascarado ya había acabado con los saqueadores, te acercaste a reclamarle por irrumpir así en ese lugar, lo cual dejó a Marc sorprendido y sin palabras al ver que no tenías miedo, si no que le estabas gritando por arruinar tu trabajo.

Su relación al principio era de solo odio.

Odiabas a Marc por la forma en que llegó aquel día, y él te odiaba a ti porque tu le odiabas a él.

De alguna manera terminaron haciéndose cercanos aunque no se llevaban bien, y sin embargo conociste a Steven y Jake.

Con Steven te llevabas de maravilla e incluso lo llevabas a tus excavaciones y/o expediciones. Mientras que Jake era un coqueto descarado y sin vergüenza.

Con el tiempo Marc y tu admitieron de mala gana sus sentimientos, y así es como de alguna forma u otra terminaron casándose.

Los chicos sabían lo mucho que te ilusionaba comprar un lugar específico en Londres para poner tu cafetería.

Siempre que pasaban por fuera les hablabas de todas las cosas que harías y cómo remodelarías el lugar.

Así que sin decirte nada, los tres comenzaron a ahorrar hasta la última moneda que se encontraban en el fondo del desordenado bolso de Steven, o lo que la gente olvidaba en los asientos del taxi de Jake, o cuando Marc olvidaba vaciar sus bolsillos.

Ya se había vuelto una regla que si olvidaban sacar las cosas de sus bolsillos, bolsos, o el mismo taxi, iría para sus ahorros.

Y así es como terminaron comprando el lugar que tanto querías y sorprendiéndote para tu cumpleaños.

Jamás te habían visto tan feliz y emocionada en su vida, que ellos también se sentían felices de verte así de esa manera.

—————

¿T/N a dónde diablos me estás llevando? Vas a hacer que me caiga al suelo o que choque con algo.–Se quejó mientras lo guiabas por las calles de Londres con los ojos vendados y sin importar las miradas extrañas de las personas desde el corto viaje de su departamento a su destino.

–Ay ya no te quejes, me estoy asegurando de que no te pase nada mientras—. No alcanzaste a terminar de hablar, cuando Marc por accidente chocó contra un poste de luz.–Uy perdón, eso fue culpa mía.

no es porque eres mi esposa, te juro que habría

–Sí, si, da igual. Ya casi llegamos.–Le dijiste con una gran sonrisa emocionada, mientras que Marc soltó un pesado suspiro.

¿Cual será su sorpresa? ¿Tal vez vamos a comer algo? ¡O ir a un museo! ¡O tal vez a esa galería de arte de la que hablamos hace unos días!–Dijo emocionado desde el espacio mental.

Ay yo no sé, pero esto de no poder ver y chocar contra postes ya no me gustó.

–¡Okey! Ya llegamos... ¿están listos?–Le preguntaste emocionada.

Marc podía sentir tus manos en sus brazos desde frente suyo.

mi amor, estamos listos.–Soltó un suspiro sin poder evitar sonreír con ambas manos en sus bolsillos.

–Okey. Uno... dos... ¡tres! ¡Tadá!–Exclamaste cantando ligeramente la última parte y quitando la venda de sus ojos para quedar junto a él en la acera.

Marc frunció el ceño acostumbrándose a la luz del sol que no se veía muy a menudo en Londres, y pronto levantó la vista para encontrarse con el lugar que habían comprado para ti.

La parte de fuera de la cafetería estaba adornada con maceteros con flores colgando de las ventanas tanto del primer como segundo piso, se podía ver un poco el interior del lugar con las paredes tapizadas con decoración de jeroglíficos y el lugar por dentro iba a juego con la temática de Egipto de las murallas.

Sin embargo lo que más le llamó la atención, fue el gran cartel con el nombre de lo que ahora era tu cafetería soñada.

"Tres Lunas"

¡¡¡NO PUEDE SER!!! ¡¡¡SE VE BELLISIMO!!!–Exclamó feliz desde el espacio mental, y Marc podía prácticamente imaginárselo saltando alrededor.–¡¡¡Y TIENE JEROGLÍFICOS!!!

A la verga... okey hay que admitir que lo del poste de luz valió la pena.

Mientras tanto, Marc estaba boquiabierto y no podía decir una sola palabra de la impresión viendo el gran cartel.

–¿Les gusta?–Le preguntaste jugando nerviosa con la venda en tu mano.

¿P-por qué...? ¿Mi amor por qué el nombre es ese?–Te preguntó aún sin poder reaccionar del todo.

–Bueno... ya que fue gracias a ustedes tres que logré hacer mi sueño realidad, y que fueron avatares de Khonshu y gracias a él los conocí... creí que ésta sería la mejor forma de mostrarles lo agradecida y feliz que soy con ustedes.–Le dijiste con una sonrisa, abrazándole por el costado y dejando tu barbilla en su hombro.

Marc soltó el aire que estaba aguantando mediante una carcajada, abrazándote con su brazo y pasando su mano libre por su barbilla y viendo el lugar con un gran brillo en sus ojos.

¡Mi amor esto es increíble! ¡¿Cómo es que lo mantuviste como un secreto todo éste tiempo?!–Preguntó con una gran sonrisa, viendo entre el lugar frente a él y tu a su lado abrazada a él.

–Debo admitir que fue una tarea muy complicada, pero valió la pena.–Le dijiste con una sonrisa.–¿Les gustaría ver el lugar por dentro?

¡¡¡DILE QUE SIII!!! ¡QUIERO VER LOS JEROGLÍFICOS QUE HEMOS ESTUDIADO JUNTOS!

Marc el pendejo británico se descompuso. Ayuda por favor. Jelp mi. Algo le picó o algo le dio y no me quiero contagiar. Tengo que encontrar una forma de salir de éste cuerpo. Soy muy hermoso para morir.

¡Claro que si, mi vida! Mi amor esto es maravilloso... y debo advertirte que acabas de descomponer a Steven, algo así como lo fue en nuestra noche de bodas.–Te dijo con una sonrisa juguetona y ambas manos en tus caderas al tenerte frente a él, guiñándote un ojo.

–Más tarde prometo repararlo, ahora... ¿le gustaría hacer los honores, Señor Spector?–Dijiste con una sonrisa entregándole las llaves.

Marc soltó una carcajada y tomó el objeto de tus manos, para luego besarte con una gran sonrisa y pasión antes de abrir la puerta y entrar.

Moon Knight IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora