Moon Knight III

Él sí pero nosotros no

Prólogo: Marc y Jake comienzan a notar que eres distante con ellos dos, pero con Steven no es así.

harley20quinzel
Advertencia: final triste.

Marc y Jake te amaban, eso era innegable. Jamás se habían sentido así por nadie y desde que habías comenzado a salir con ellos, se sentían felices por primera vez en sus vidas. Pero a medida que había comenzado a pasar el tiempo, y por sobre todo después de que hubieras conocido a Steven, te sentían más distante con ellos.

Ambos podían ver por los reflejos y incluso estando co-consientes podían notar tu diferencia de ellos con Steven.

Ambos hacían muchas cosas juntos, podían hablar por horas, le dejabas abrazarte, besarte, tocarte y no decías nada. A diferencia de ellos que ya casi no pasabas tiempo a su lado, incluso habían notado en algunas ocasiones lo incómoda que te notabas cuando te besaban, te abrazaban o se te insinuaban.

Por eso mismo querían hablar contigo y saber qué es lo que estaba sucediendo, necesitaban saber qué pasaba contigo y del porqué de ese tan repentino cambio.

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Estabas en tu departamento en la sala de estar haciendo algo de trabajo en tu laptop cuando llamaron a la puerta.

–¡Jake! Hola, no esperaba verte hoy.–Le dijiste al abrir y verlo ahí.

–¿Está muy ocupada, mi dama? Marc y yo necesitamos hablar con usted.–Te dijo algo nervioso, jugando con sus manos.

–Ehhh... no, ven, pasa.–Le dijiste haciéndote un lado para dejarle entrar y luego cerrar.

Te acercaste al sofá y dejaste tu laptop a un lado en la mesita de café y Jake se sentó en el otro extremo del sillón, con ambos codos apoyados en sus rodillas y viendo hacia sus manos.

–¿Está todo bien? ¿Steven no quiere hablar? ¿Pasó algo?–Le preguntaste mientras él soltaba un pesado suspiro, pasando una mano por su cabello y dejaba su boina junto a tu laptop.

–Justamanete de él queremos hablar, mi dama.–Apoyó su espalda detrás en el sillón, evitando tu mirada.

–¿Le pasó algo a Steven? ¿Él está bien?–Le preguntaste preocupada, sentándote derecha en tu lugar con tu cuerpo en dirección hacia él.

–Sí, tranquila, él está bien. Nosotros solo...–Dejó ir un pesado suspiro y se volteó para quedar de frente contigo.–Mi dama, Marc y yo queremos hablar de algo que hemos notado en uste'. Y-y es que últimamente suele pasar más tiempo con Steven que con nosotros.

Al escucharlo, apartaste la mirada de él y volviste a acomodarte en el sillón, viendo hacia tus manos que estaban en tu regazo mientras que él te seguía observando.

–T/N lo que queremos saber es si todavía quieres estar con nosotros dos.–Te preguntó de una forma más directa, lo cual te hizo fruncir el ceño y levantar la vista hacia él.

–¿A qué te refieres?

–Sabes muy bien a lo que me refiero, y puedes ser sincera. Steven no está aquí ahora, Jake y yo lo bloqueamos porque necesitamos que nos digas la verdad. ¿Acaso crees que no notamos lo diferente que eres con él a diferencia de cuando estás con nosotros?

Con Steven siempre estás sonriendo, tienen citas y van a mil lugares juntos, pueden hablar por horas, le dejas acercarse, abrazarte, besarte, tomarte y en general cualquier cosa. Y con nosotros ya no eres así, incluso a veces pareciera que no nos quieres cerca, que nos evitas, y que preferirías que Steven estuviera contigo en lugar de alguno de los dos. Por eso le dejamos tener el control la mayoría del tiempo porque no queremos que te sientas incómoda, porque créeme que sabemos que te sientes así.–Te dijo hablándote seriamente, mientras tú veías hacia tus manos en tú regazo.

Te quedaste en silencio por largos minutos, evitando su mirada mientras Marc simplemente te observaba, tragando el nudo en su garganta.

–¿Mi dama usted quiere seguir estando con nosotros? ¿Conmigo y con Marc?–Te preguntó con temor por cual sería tu respuesta, pero se podía hacer una idea de cual podría ser.

Nuevamente te quedaste en silencio, jugando nerviosa con tus manos.

–¿T/N?

–No Jake, no quiero.–Le dijiste levantando la vista para verle.

A pesar de que era una respuesta que esperaba, Jake de todas formas sintió como se le apretaba el corazón al escucharte.

–¿Podemos saber porqué?–Te preguntó bajando la vista hacia su regazo para evitarte.

–N-no sé que pasó... p-pero estando con Steven me siento feliz, me siento cómoda, tranquila. Él... él es... Steven no es frío conmigo, de verdad habla las cosas y no me trata como si estuviera hecha de cristal o como si no pudiera manejar las cosas.–Le dijiste con voz suave e ignorando el nudo en tu garganta.–E-en cambio Marc y tu siempre evitan compartir sus cosas conmigo.

Créanme que yo entiendo que hay temas que son difíciles de hablar para ustedes dos, pero ni si quiera intentan abrirse conmigo, no me cuentan cómo se sienten, lo que les molesta, a veces incluso los siento distantes cuando están mal y no quieren hablar. Yo solo quería que me tuvieran confianza, entiendo que querían, y quieren protegerme, pero yo no necesito eso. Lo que necesito es que confíen en mi, pero no lo hacen...

Y no puedo estar con alguien que no confíe en mi. Y si me lo preguntan... ya me cansé de intentar porque pareciera que siempre va a haber una pared entre nosotros...–Le explicaste viéndole directamente a los ojos pero él te seguía evitando.

–¿Entonces prefiere estar con Steven en lugar de nosotros dos?–Te preguntó levantando la vista para verte a través de sus ojos llorosos, mientras que ya no podía escuchar a Marc dentro del espacio mental.

–Sí... la verdad es que si... jamás quise hacerles daño, yo los quiero muchísimo, de verdad que sí... pero—

–Está bien, mi dama. La entiendo. Sé que es difícil. Solo le pido disculpas por parte de los dos por todo lo que le hicimos sufrir.–Te dijo con una triste sonrisa, levantándose para tomar su boina y ponérsela.–Le prometo que no nos vamos a meter en medio de su relación con Steven.

–Jake espera, hablemos las cosas... no tiene porqué terminar así sin más.–Le dijiste con voz triste, acercándote a él para tomar sus manos, pero se hizo un paso hacia atrás.

–Lo único que vamos a lograr, es hacernos daño, mi dama. Mejor dejemoslo así.–Te dijo antes de abrir la puerta e irse.

Llevaste tu mano a tu boca una vez la puerta se cerró y soltaste un sollozo, acercándote al sillón para sentarte y apoyar los codos en tus piernas y tomar tú cabeza con ambas manos mientras comenzabas a llorar desconsolada.