Moon Knight III

La mejor decisión (STEVEN)

Prólogo: Steven por primera vez tiene una aventura de una noche y realmente no espera que algo más pase, sin embargo está muy equivocado.

19harleycuellarquin

Steven no era para nada el tipo de persona que iba a un bar a embriagarse, ni mucho menos terminar en la cama con una desconocida.

Pero pasó.

Lo último que recordaba fue haber terminado en una cita muy mala, de hecho, ni si quiera hubo cita, la chica simplemente ni si quiera apareció, y de camino a su departamento vio un bar.

Durante su miserable cena bebió un par de copas de vino, y la verdad es que Steven siempre había sido muy sensible al alcohol, por lo que ya se encontraba ligeramente ebrio, pero de todas formas entró en el bar.

Luego tenía un par de imágenes borrosas de haber hablado con una chica, y después nada más.

Cuando despertó, pasó ambas manos por su rostro sintiendo la horrible resaca.

Se sentó en la cama y frunció el ceño viendo hacia todos lados al notar que no estaba en su departamento, hasta que su mirada recayó en ti.

Su vista se suavizó, y un brillo apareció en sus ojos, con una pequeña sonrisa llevando su mano para apartar un poco del cabello en tu rostro al estar recostada boca arriba.

A pesar de tener el maquillaje hecho un desastre y tu cabello completamente desordenado, te veías absolutamente hermosa a su parecer. Como si fueras una diosa ante sus ojos.

Luego su mirada bajó hasta tu cuello donde vio un collar con un adorno de luna, y luego vio todas las marcas en tu piel. No fue hasta ese momento que se dio cuenta de que ambos estaban desnudos, y tú pecho estaba totalmente descubierto.

Una gran ola de pánico comenzó a arrasar con él e inmediatamente cubrió tu pecho con cuidado de no despertarte.

Steven jamás había estado con alguien de esa manera, y se odiaba a sí mismo por dejar que pasara de ésta forma, sin embargo estaba feliz de que hubiese sido con una mujer como tú, a pesar de no poder recordar todo por completo.

Rápidamente se vistió y salió de la habitación mientras dormías, pero al llegar a la puerta de tu casa, la culpa comenzó a consumirle y no sabía si sería apropiado quedarse, o al menos hacerte el desayuno.

(.....)

Cuando despertaste, soltaste un gruñido pasando ambas manos por tu rostro.

Sinceramente la noche anterior no estabas tan ebria como para no recordar nada, e inmediatamente te volteaste a ver si el hombre de la noche anterior seguía ahí contigo.

–Que tonta... ¿de verdad creíste que se quedaría? Estúpida.–Te dijiste a ti misma poniéndote de pie y así vestirte.

Honestamente debías admitir que tenías la esperanza de que se quedaría. Se veía tan tierno y de notaba que era su primera vez en un bar estando ebrio, verle hablar torpemente del antiguo Egipto y enojarse consigo mismo por no hablar correctamente se te hacía increíblemente atractivo, además de su físico.

Estando ya en tu casa cuando te dijo que era su primera vez, sinceramente entraste en pánico, pero él insistió en seguir, y sí que fue la mejor decisión que habías tomado en toda tu vida. No parecía para nada virgen.

Cuando bajaste las escaleras hasta la cocina, encontraste un gran desayuno en la mesa con un plato de panqueques con frutas, huevos revueltos, tostadas, un vaso de jugo, un café, y una taza de té, junto con una nota a su lado.