un orfanato de monstruos?

Los monstruos de Nisa

Nisa se estaba adaptando lo mejor que podía.

Le bastó pasar un rato con los demás niños para darse cuenta que los niños de aquí eran inofensivos.

La mayor parte del tiempo.

Le advirtieron que estaba prohibido pelear cerca de Obol, uno de los niños, debido a que eso le ponía nervioso...y acababa atacando a todo el mundo.
Claro, no se lo habían explicado así, pero eso era más o menos lo que entendió.

Le recordaban un poco a Mr.Shadows.

Eran aterradores en apariencia, pero no te hacían daño.

Incluso algunos también eran unos bromistas, asustando a los otros por la espalda.

La invitaron a jugar, le preguntaron sobre su peculiaridad...
La mayoría debían de ser de este país, pues no les entendía ni por escrito.

Sin embargo, no era la única extranjera aquí, y con los otros niños estadounidenses, el traductor de Internet y el cuidador que hablaba los dos idiomas, se fueron entendiendo.

Era agradable, quizás hasta podrían ser amigos.

Ya era de noche.

Los demás niños y el cuidador se habían ido a dormir.

Nisa se preparó para irse a deambular por la casa, pero el sueño la pilló desprevenida, y no se despertó hasta que oyó un ruido.

Se maldijo entre dientes. Acaso no se acordaba de lo que le pasó a Mark?
Por eso tenía que vigilar a SUS monstruos, porque eran a causa de su peculiaridad que la gente salía lastimada.

Se despertó y se fijó que en el marco de la puerta, con lo que sería una mano apoyada y la mitad de una cabeza asomando por el hueco de esta, estaba Mr.Shadows

Nisa se preparó rápido.

Mr.Shadows como mucho le daría un susto, pero los demás eran peligrosos.
Y cuando Mr.Shadows aparecía en un sitio, casi seguro que después vendría otro a ese mismo sitio.

Estaba por salir cuando oyó algo.
Se giró y apuntó con su llavero linterna a lo que fuera que estaba, y rápidamente desapareció.

Si, ya estaban aquí.

Debía salir.

Esta vez no se llevó a ninguno de sus peluches. Tenía prisa.

Fue rondando y echando un vistazo a dónde dormían los demás.

Estaban todos.

Pronto escuchó el murmullo de diferentes voces y reconoció a Mass of bullies.

Se dió la vuelta, y ahí estaba, riéndose, burlándose de ella con sus diferentes voces y mirandola con sus múltiples ojos.

La única forma segura que sabía de hacer que se fuera era simplemente cerrar los ojos, taparse los oídos e ignorar su existencia.

Claro, era más efectivo hacer ruido para callarlo, pero eso atraía a los otros monstruos, así que...

Suspiró aliviada luego de ver que se fue, y siguió con lo que estaba haciendo.

No fue hasta que acabó en el salón que apareció.

Tenía la piel pálida, el cuello roto con la cabeza colgando y haciendo esos ruidos desagradables, y mirandola con esos ojos que expresaban muchas cosas.

Sorpresa

Dolor

Y sobre todo, que la culpaban de esto.

Intentaba decirle que lo sentía, que no había sido su intención, que ni siquiera ella sabía que le podrían hacer daño, pero el inmediatamente la siguió bastante rápido, aún cuando se arrastraba por el suelo.

Corrió y corrió hasta esconderse.

Recordó lo que le había pasado a Mark por culpa de los monstruos, SUS monstruos. Era culpa suya que Hanging Monster le matará.
Por eso era su responsabilidad cuidar que  no volviera a pasar.

Siguió vigilando hasta que ya casi amaneció. Entonces se relajó.

Y ese fue su error.

De pronto, algo la estaba agarrando del cuello.

Hanging Monster la había atrapado.

Se estaba asfixiando y estaba llorando, pensando que era su fin, hasta que lentamente pudo volver a respirar, y se dió cuenta, para su alivio, que ya había amanecido.

Eso significa que todos se habían ido.

Luego de dar grandes bocanadas de aire y ahogarse un poco, se dió cuenta que necesitaba ir al baño.

Estaba aún en penumbra, normalmente encendería una luz, pero... Tenía prisa.

Así que luego de aliviarse y empezar a lavarse las manos, Mr.Shadows simplemente le saltó encima y desapareció casi al instante.

Debía haberlo visto venir, pues Mr.Shadows aún se podía esconder en los sitios oscuros incluso de día y no era la primera vez que le hacía esto.

Por suerte el sólo la asustaba.