un orfanato de monstruos?

La decisión

Izuku había decidido decirle EXCLUSIVAMENTE a la señora Yuhij, pues aparecería en las facturas  la compra de carne humana y ella solía hacer el papeleo, además de ser la que mandaba, así que esperaba que fuera razonable.

-Gracias por decírmelo, Midorilla. Avisaré al resto
-DE HECHO.
Interrumpió Izuku.
- Me gustaría que el resto NO se enterará...
La señora Yuhij arqueó una ceja.
- Creo que el resto debería saberlo, y no es como si se pudiera ocultar, al menos sus tentáculos.

- M-me refería a lo de comer carne humana. Comprenderá que... Bueno, el como la gente podría reaccionar a eso.
-Bueno... Pero TU controlarás al niño en cuanto a su peculiaridad.
-Si, señora Yuhij.

- Vamos Hiro, tienes que comer.
-No quiero.

Hiro  había cambiado.
Estaba... No sabría cómo describirlo, pero no estaba feliz.
Se había pegado a Izuku y Kaiyo como una lapa, no hablaba sobre su peculiaridad, y durante cierto tiempo
se había negado a comer.
Izuku se había esforzado en cocinar y  "camuflar"  su comida, intentando que pareciera comida normal.
El entendía al menos lo de la comida, debía de parecerle horripilante comer gente.
Tuvo que explicar que la carne venía de peculiaridades que hacían que se desprendieran partes del cuerpo, y que no estaba comiendo gente muerta.

- Ojala no tuviera peculiaridad.
Mencionó Hiro.
Izuku se atragantó.
Kaiyo se le quedó mirando y le soltó sin más: -Seria peor.
-Porque?
-Porque con tu peculiaridad... Bueno, al menos te tienen miedo y no se meten contigo, pero si ni siquiera tienes una ...
- No puede ser tan malo
-Si lo es.
Los dos niños se giraron a verlo.
-Como lo sabes?- le pregunto Hiro.
Era ahora o nunca.
-Y-yo no tengo peculiaridad.
Hiro se sorprendió mucho.
-Y... De verdad es peor?
Si Hiro, es peor...
Hiro se quedó pensando y le dio un abrazo.
-S-si a ti no te importa mi peculiaridad, a mí no me importa que no tengas una.

Izuku le devolvió el abrazo y Kaiyo se unió.

Hiro consideraba que los únicos que le querían eran ellos dos.
El nunca había conocido a sus padres,y después de su peculiaridad , aún cuando no se hizo público lo de comer carne humana, le daba miedo que la gente le llamará monstruo.
Aunque Kaiyo e Izuku lo sabían y no había pasado eso, seguía teniendo miedo.