El hijo de la naturaleza

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El nuevo niño, que acabó con el nombre de Líen, era una caja de sorpresas.

Cuando lo llevo al hospital, resultó que no tenía 3 años, como suponía, sino 3 días.

Si

3 Días.

También tenía una inteligencia muy avanzada, pues parecía entender a la gente cuando le hablaban, o como funcionaba algunos objetos y aparatos, como la televisión,y un cuerpo con una resistencia envidiable.

Pero...

Su sentido de la vista y del oído estaban aún limitados, además de casi carecer del sentido del gusto.
Además, aún no sabía hablar, y tampoco se comunicaba verbalmente ( a excepción de algunos ruiditos y gruñidos) por lo que le costaba expresarse.
También dijeron que su apetito por carne humana era más un instinto, pues su peculiaridad también necesitaba de este tipo de carne, pero que también podía comer otras cosas.

Líen acabo teniendo un apetito voraz, y podía comer hasta la mitad de un cuerpo de su tamaño.

También se escondía mucho, y no se sabe porque, le gustaban mucho los cables eléctricos, pues se había emperrado en morderlos.

Se daba algun que otro calambre, pero no parecía dañarlo, pero de todas formas lo alejaba, hasta que se le ocurrió hacer una bola de cables, a ver si así dejaba el sistema eléctrico de la cabaña en paz.
Funcionó....a medias .

RING RING

Sonó el teléfono
Izuku cogió el teléfono

- Diga?

- Midoriya - habló el detective Tsukauchi - podría venir a recoger a un niño, por favor?-

- Claro, mándame la ubicación.




Tsukauchi estaba desesperado.
Habían detenido a una villana con peculiaridad de planta.

Lo malo era que tenía un hijo con la misma peculiaridad, y estaba siendo un problema contenerlo.

Por suerte guardó el teléfono del chico del orfanato.

Había dicho que si y debía estar en camino, pero hasta entonces...

- Disculpe, pero no puede pasar

- Me llamo el detective Tsukauchi

- Déjalo pasar.

Izuku se fijó en el niño.

Tenía la piel verde,con cortezas y enredaderas.
Sus ojos eran pequeños, su boca parecía hecha de una planta carnívora, y sus piernas, raíces de árbol.

- Raiza, este es el señor Midoriya, viene a llevarte a un orfanato.

- no quiero.

- Raiza - habló Midoriya - tienes algún pariente, aparte de tu madre?

- no- contesto muy bajito

- Entonces tengo que llevarte

-No

- porque no quieres ir?

- porque...
Porque los otros niños me odiarán
- y porque crees eso?
- Soy hijo de un villano.
Y además, hay muchos villanos con peculiaridades similares a la mía.
- pero tú no has hecho nada malo, no?
- No
- entonces no creo que te vayan a odiar. Y si resulta que si, yo te protegeré.

Raiza no parecía creerle, pero no tenía más opciones, así que se fue con el.

En cuanto llegaron a la cabaña, Raiza solo esperaba que le enseñarán donde dormía e irse al bosque que la rodeaba, pero los niños fueron curiosos.
Raiza los examinó, y el temor de ser despreciado se esfumó.
La mayoría de los otros también tenían peculiaridades como la suya.
El señor Midorilla le dió una cama cerca de una ventana, cosa que agradeció, y le dijo que podía explorar los alrededores, pero sin alejarse mucho.

Llegó la hora de cenar, y Riaza estaba cenando en el jardín.
Su sistema de alimentación era como el de las plantas, se alimenta de luz, agua y algunos bichos.
Le calmó el hecho de no ser el único que tuviera que alimentarse no de comida normal.

Otra cosa que le gustó es que el hecho de que su madre y su padre, que fue detenido antes, fueran villanos no pareció interferir en gran medida su vida, claro que se peleó con el niño amante de los superhéroes y el que tenía una tía heroína, pero aparte de eso, todo estaba bien.

Incluso empezó a ganarse una paga de los héroes gato replantando el bosque cuando otros lo rompían.
Había tenido suerte de acabar aquí, no era la primera vez que tuvo que ir a un orfanato, y digamos que no fue bonito.

Esto...era un paraíso.

No de que todo estaba bien, sino de que no estaban solos.

Que había gente que le importaba si te hacías o te hacían daño.

Que no te mirarán raro.

Lo dicho.

El paraíso.

un orfanato de monstruos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora