Aclimatandose

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Yuri estaba con el que sería su cuidador temporal.

La había llevado al médico , el cual dijo que tenía que tomarse unas pastillas. También le dijo a Izuku que tendría que venir al menos 1 vez al mes. Si no mejoraba, tendría que ser ingresada.

Yuri fue conducida a la cabaña de Izuku, y se sorprendió de ver a otros niños en esta.
Ella fue presentada a los demás.

Cuidar de Yuri era como cuidar a 2 niños. Cuando era Yuri, ella era fría, y siempre se mantenía ocupada con tareas. No importa cuántas veces Izuku le decía que no hacía falta, ella insistía. Eso hasta que ocurriera un desencadenante, como algo muy estresante, entonces hacía aparición la reina polar.

Su ojo blanco se volvía gris, su actitud, más impulsiva y alegre, y algo en lo que se fijó es que creía que su vida era un cuento.

O al menos seguía la lógica de estos.
Por ejemplo, decía que sus padres no eran sus verdaderos padres, porque estos no la querían, y en los cuentos, los verdaderos padres SÍ  quieren a sus hijos.

También tenía la manía de hablar con los animales, a ver si le respondían.

Yuri estaba tranquila cuando Kiuna decidió hacerle una broma.
Se acercó por detrás y...
- BU-
Yuri impulsivamente congeló su alrededor, envolviendose en este, y se formó una pequeña tormenta de nieve en su cabeza .

- L- lo siento -

El incidente atrajo a los habitantes de la cabaña, lo que la puso más nerviosa  aún.

Los niños se acercaron a donde estaba , y para sorpresa de todos, el pelaje de Yuridia, al hacerse a la zona helada, se tornó blanco.

Yuridia se puso muy contenta y llamo a su hermana emocionada.

Mientras tanto, Yuri se quedó quieta, observando todo... No parecían enfadados con ella.

De repente sintió una mano en su cabeza, se giró a ver quién era.
Era el cuidador, que parecía entender el porqué de su reacción.

Era bastante comprensivo con ella, incluso le enseñó que es un abrazo, le contaba cuentos, y nunca le dijo que tenía que ser perfecta en todo lo que hiciera.
Era tan distinto a su casa...

Pasaba el tiempo, y Yuri fue mejorando mentalmente.
Todavía tenía que tomarse las pastillas, pero el psicólogo dijo que estaban haciendo avances importantes.

Yuri también se estaba llevando bien con los niños, gracias a ser la reina polar, pues cantaba canciones, contaba cuentos y además hacia tormentas de nieve para jugar.
Izuku hasta le regaló una tiara, que siempre se ponía.

- Cuéntanos un cuento - pidieron los niños.

- no - contesto Yuri

- Porfi, porfi -

- No -

- Porfa porfa porfa - siguieron insistiendo los pequeños.

Así durante un rato, hasta que Yuri cedió.
- Está bien.-
- Yupiii -

Yuri se puso a pensar, los niños siempre le preguntaron sobre su vida, hasta los otros le contaron sobre las suyas, y si bien algunos lo pasaron peor que ella, aún le daba vergüenza, además, se quedaría aquí temporalmente... O eso se suponía, pues hoy el cuidador le contó que ahora viviría aquí, y decidió contar su historia... En forma de un cuento.


- Érase una vez, en un reino lejano, vivía una princesa atrapada en una castillo encantado, encerrada por su padre el rey,donde la vigilaba una estatua que exigía cosas absurdas y le puso una gran carga invisible, que no podía quitarse de encima.

Todo ese castillo estaba rodeado por el frío, aún con las chimeneas encendidas.

Un día, la princesa consiguió escapar, pero unos guardias la atraparon.

Tiempo después, ella consiguió enfrentar a la estatua, y los guardias se la llevaron a una cabaña, donde vivía una familia numerosa, formada por un padre y sus 15 hijos.

El padre era un hombre amable, que amaba a sus hijos, y quería a la princesa como uno de ellos.

Cuando la princesa estaba enferma, este la cuidaba y le preparaba medicinas.

Cuando la princesa estaba triste, el y sus hijos la animaban con juegos y canciones.

La cabaña era cálida, cómoda, y se notaba un ambiente de cariño y felicidad en esta.

Fue él quien le enseñó como reír, y él y su familia fueron los que le quitaron esa carga invisible que llevaba a los hombros, impuesta por la estatua.

La princesa cada vez se llevaba mejor con ellos, hasta que descubrió quien era su verdadero padre.

El dueño de la cabaña era su padre, pues un padre era quien cuidaba y protegía, cosa que su antiguo padre,el rey, no había hecho nunca.

Desde entonces, la princesa y su nueva familia vivieron felices.

FIN -

un orfanato de monstruos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora