Damian.

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CAPITULO 35

ALEXANDRA

Observe a Zander alejarse con un nudo en la garganta. Quería ir con él, quería que él me pidiera que fuera con él, pero yo sabía que no pasaría. No éramos nada, ni siquiera amigos.

Ni siquiera amigos.

Voltee con Lisandro tratando de alejar mis nublosos pensamientos de él, pero me era casi imposible. Quería estar cerca de él y...descubrirlo. Quería hablar con él y conocerlo, pero era tan reservado...la noche pasada parecía que por fin me estaba teniendo algo de confianza pero todo se vino abajo en unos cuantos segundos.

¿Cómo pase de tenerle miedo a querer acercarme a el?

La noche pasada había visto un vestigio del verdadero chico detrás de ese muro que siempre levantaba. Aunque me aterraba el Zander que todos veíamos-el asesino, el estafador, el mentiroso-yo me había propuesto algo.

Tenía que desenterrar al verdadero Zander.

-Alexandra-me dijo Lisandro, llamando mi atención-¿Qué estás viendo?

-Nada-murmure volteando con él.

-De acuerdo, necesito que me escuches-musito preparándose para dar un discurso-cada guardián tiene un arma y capacidades especiales que lo diferencian de todos los demás. Tú, por ser la guardiana de la vida, no portas un arma, ya que tu das vida, no la quitas. Por eso es que tienes ese collar, con gotas del preciado elixir de la vida.

Asentí, comprendiendo.

-Tu don, es algo que tienes que descubrir por ti misma-murmuro sentándose a mi lado-aunque sospecho que debe ser algo bueno, no un poder ofensivo sino algo, defensivo. No creo que tengas un poder que dañe a los otros.

Volví a asentir.

-La manera en que casi todos descubrimos nuestro poder es concentrándonos. Tienes que cerrar los ojos y concentrarte completamente en buscarlo. Tienes que buscar algo que te resulte familiar, como una especie de recuerdo. Tu don está grabado en tu cabeza-dijo dándome unos golpecitos en la nuca-tienes que encontrarlo.

-¿Qué puedes hacer tu?-le pregunte, curiosa.

-Puedo si me concentro lo suficiente, cambiar el destino de las personas. Solo de los mortales, pero cuando Catriel me dice que lo cambie, lo hago. Es como si una persona naciera destinada a ser un asesino, y yo lo cambiara, haciéndolo un importante científico o economista. Lo uso en esas ocasiones, no es algo muy útil.

-Puedes evitar muertes-dije, maravillada.

-Sí, lo he hecho un par de veces, pero...no puedo hacerlo si no me lo autorizan-Lisandro tosió- Opal tiene el don de ver las relaciones amorosas, ya sean de amistad, amor fraternal, o amor de parejas.-él se encogió de hombros.

-¿Y Zander?-le pregunte, interesada-¿Cuál don crees que tenga?

-No lo sé, quizá ni siquiera tenga un don.-dijo restándole importancia-bueno Alexandra, cierra los ojos.

Cerré los ojos mientras escuchaba la voz de Lisandro en mi oído.

-Concéntrate.

Estaba sumida en la completa oscuridad. Trataba de pensar, de buscar algo que me conectara con mi recuerdo perdido, pero no lo encontraba. No encontraba nada. Seguía intentando e intentando, pero no podía sentir nada. Mis manos estaban cerradas en puños y estaba comenzando a marearme. Tenía que hacer un buen trabajo, pues ya la mayoría me consideraba una persona débil y frágil. Alguien insulso.

Sin saber porque, una furia me invadió en cada poro de mi ser. Por alguna razón, estaba cansada de que siempre actuara así. De que siempre esperara que alguien acudiera a salvarme, de ser la damisela en peligro. ¿Por qué no podía defenderme yo solita? ¿Por qué era tan débil? Era agobiante y frustrante. Quería hacer algo por mí misma, por mis propios méritos y eso me enojo. Me enojo como no me había molestado en mucho tiempo y entonces sucedió.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora