CAPITULO 41
ZANDER
Era un estúpido si por un maldito segundo llegaba a creer que esa nota no era para mí. Kalem se estaba impacientando porque no había aparecido con la dichosa profecía.
-¿Qué quiere decir?-pregunto Harley, confundida.
-Que la profecía no fallaba-atajo Lisandro-la guerra se acerca.
-¿Guerra?-pregunto Alexandra, con los ojos teñidos de preocupación.
-Se los explicare después-murmuro restándole importancia-investiguen el lugar, para ver si encuentran más cosas.
No encontramos nada, y teníamos que irnos. Pronto, los humanos se darían cuenta y no debíamos ser vistos. Me acerque a Alexandra, dudoso. No sabía si estaba haciendo lo correcto.
Me sentía más cercano a ella de lo que me había acercado a alguien en mucho tiempo. Podía pasar horas, días, escuchándola hablar y no me aburriría ni un solo instante. Su voz lograba tranquilizarme y las voces no me controlaban.
Cuando estaba con ella, sentía que era una versión distinta de mí mismo, alguien mejor, mucho mejor. Alguien tan diferente, que podía preocuparse por alguien que no fuera yo mismo. Odiaba la impotencia que sentía al observarla. Estaba tan sola que estaba dispuesta a ser mi amiga, a confiar en mí.
Y yo era lo suficientemente egoísta como para aceptar. Ella no debería estar aquí, ella debería estar en su casa, en Londres, con su familia. Debería ir a bailes y estar con sus amigos.
Algo se agito dentro de mí. Moría de ganas de encontrar al culpable de la muerte de Chloe y hacerle pagar por ello. Porque me había dado cuenta de algo. Si Alex estaba feliz, yo inexplicablemente me alegraba, si ella estaba triste, yo me deprimirá, más si ella estaba furiosa, yo me enojaba.
¿Qué había pasado entre ella y yo, para que pasara lo que estaba pasando?
-Espera-dijo Harley mientras intercambiaba miradas con Hillary-tenemos una idea.
Harley chasqueo los dedos y en un instante su libro de hechizos apareció en sus manos. Humedeció su dedo anular y paso las páginas con rapidez. Sonrió cuando encontró lo que buscaba.
-Un hechizo de localización-musito hacia Lisandro-podremos saber con exactitud donde se encuentra el demonio que los mato.
-¿Pueden hacer eso?-pregunto Lisandro, confundido.
-Por supuesto-repuso Hillary-es muy sencillo-se encogió de hombros.
Ambas se tomaron de las manos y cerraron los ojos. Recitaron un cantico en una lengua de brujos, que una parte de mi cabeza alcanzaba a comprender. Las voces de las gemelas, parecían un canto de sirenas. Alexandra cerro los ojos y se meció de un lado a otro.
-Esta...-murmuro Hillary-aquí-abrió los ojos de sopetón.
Todo se congelo. Lisandro se quedó con la boca abierta a mitad de una palabra. Las moscas se quedaron en el aire, completamente inmóviles. Harley seguía con los ojos cerrados y Hillary con la mirada fija en algo. Alexandra se quedó tiesa, con la boca fruncida en una mueca de preocupación y las mejillas completamente sonrojadas.
El tiempo se detuvo y yo era el único que parecía no afectarle.
-Saludos muchacho-una voz fría y desconocida me saco de mis cavilaciones. Me voltee y arquee una ceja.
Un demonio de color verde lagarto, seis ojos negros sin pupila, piel escamosa y lengua de serpiente estaba al otro lado. Sonreí.
-Oh, buenos días-lo salude como si nada-¿Qué te trae por aquí?
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Nightmare
FantasyHace mucho tiempo, dos grandes deidades nacieron. Una guardiana de la vida y un guardián de la muerte. Ambos vivos en cuerpos mortales, sin conocimiento de quienes eran, ni de donde vinieron. El destino ya estaba escrito. Jamás se encontrarían en su...