Culpa.

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CAPITULO 17

ALEXANDRA

Hace mucho tiempo escuche una historia sobre dos hermanas que fueron separadas a los 6 años de edad. Nunca volvieron a verse de nuevo. Se escribían cartas y lloraban por meses, ansiando volver a verse. Después de 10 años, ellas se reunieron nuevamente. Se encontraron de casualidad en una boda de una amiga que las dos tenían en común.

Yo era muy pequeña para comprender porque cuando ellas se encontraron, no se reunieron, no volvieron a estar juntas, como lo estuvieron en su infancia.

Ahora, lo entiendo todo.

Ellas habían hecho su vida, tenían amigos y una familia que querían. Después de tanto tiempo, uno aprende a olvidar. La mente domina la materia, porque, ¿Cuánto tiempo puede sufrir el corazón? Es cuestión de supervivencia y egoísmo solamente. Debes superarlo.

Cuando vi despertar a Chloe, supe que si ella volvía a irse, yo no lo superaría.

Sus ojos rojizos me enfocaron después de unos segundos. Observe con satisfacción como daba su primer respiro y como pestañeaba rápidamente. No dijimos nada, el silencio se mantuvo por un tiempo. Fue suficiente para que comprendiera que ella sabía que había muerto, y que también sabía que estaba con vida. 

-¿Alex?-pregunto después de unos minutos, sorprendida.

Las lágrimas recorrieron mis mejillas salvajemente. Pensé que jamás escucharía esa voz otra vez. Nose ni siquiera como explicar la emoción tan grande que sentí al verla viva de nuevo. Fue un respiro tan grande, que creo que nunca jamás me emocionare tanto como este momento.

Me acerque a abrazarla y ella empezó a sollozar en mi hombro. Escuche los gritos de asombro de todos los que presenciaban el funeral. No me importaba. Que sacaran sus propias conclusiones. Chloe estaba con vida, no podía pensar en otra cosa.

-¿C-C-Chloe?-pregunto William, justo detrás de mí, con los ojos abiertos como platos.

-¡William!-rompió a llorar Chloe mientras salía apresurada del ataúd y abría los brazos para darle a su hermano un gran abrazo.

La gente empezó a arremolinarse alrededor de mi amiga. Algunos retrocedieron por miedo, pero la mayoría la abrazo, con los ojos idos, pensando que quizá estaban soñando, o que esto era solamente producto de su imaginación. Me hubiera gustado decirles que ni siquiera sus sueños serian tan buenos como la misma realidad.

Me mantuve aparte de la masa de gente, que gritaba plegarias al cielo. Vi de lejos a los padres de Chloe, con las mejillas completamente coloradas y cientos de lágrimas surcando sus mejillas. William no soltaba a Chloe y lloraba en su hombro. Edmund la miraba asombrado, como si estuviera viendo un ángel. Mis padres hablaban entre susurros, pero con una gran sonrisa en su rostro.

Unos pensaban que era un milagro, otros que ni siquiera importaba. 

Yo pensaba que ella estaba con vida.

Me quite el pelo de la cara y sostuve una hebra de mi cabello.

No era rubio.

Di un gritito asustada, voltee hacia los lados, pero nadie me había prestado atención.

Mi cabello era de un rubio tan pálido, que estaba a mitad de camino de llegar a ser completamente blanco. Yo no lo tenía así, por supuesto que no lo tenía así.

Recordé la advertencia de Lisandro. Le había otorgado mi vida-literalmente-a mi amiga. Solo que no pensé que eso se reflejara en mi persona-o en mi cabello-.

Saque la botellita que me colgaba del cuello y vislumbre su interior. No estaba lleno. Estaba justo a la mitad. La apreté en mi mano temblorosa. No lo gastaría, no lo haría. Esto era mi vida, y yo la apreciaba lo suficiente como para conservarla, porque, ¿existirá una persona por la cual sea capaz de entregarme por completo? 

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora