Respuestas.

27 2 0
                                    

CAPITULO 14

ALEXANDRA

Me quede paralizada, con la horrible sensación de que mis extremidades se habían adormecido. No podía moverme, pero no sabía si era a causa del shock o del terrible presentimiento de que esta sería la última vez que lo vería en mucho tiempo.

El se echo a correr exactamente como en la casa, la única diferencia era que yo no pude seguirlo.

No pude.

Lo observe alejarse y escuche un leve chasquido que se rompía en ciento y cientos de pedazos.

Si, efectivamente, ese era mi corazón.

Mi respiración se ralentizo y me acosté en el suelo mugriento. No me importo que me ensuciara toda, o que los insectos se me subieran. Estaba a punto de perder la consciencia y no quería golpearme. 

Me desmaye poco después.

Nuevamente estaba soñando. Instintivamente voltee hacia los costados. Mis últimos sueños no habían sido del todo acogedores, así que no quería asumir riesgos.

Había una diferencia notoria entre este y los demás sueños. Para empezar, estaba totalmente consciente. No eran como los típicos sueños de cuentos, que solo puedes observar lo que sucede. En este sueño estaba  completamente lucida. Lo que lo hacía aun más aterrador.

El ambiente estaba tenso. Hacía mucho frio. Me encontraba en el centro de la ciudad de Londres. Los carruajes pasaban y se escuchaba el traqueteo de los caballos al galopar. Las señoritas se abrigaban y los caballeros les entregaban sus abrigos. Se podía percibir tenuemente el aroma a carbón.

Todo estaba normal. 

Camine hasta la acera y me recargue en un edificio. Todo parecía tan real, que podría haberme convencido de que esto era real. Solo que como siempre, algo debía de pasar. Estaba esperándolo porque sabía que tarde o temprano llegaría.

Llego más temprano que tarde.

Un señor alto, con un sombrero ancho y una gabardina muy grande se me quedo observando junto al cruzar la calle. Fingí no darme cuenta de cómo me veía, pero era casi imposible de ignorar. El gritando hubiera sido menos notorio.

No hui, porque sabía el objetivo de esto. El me perseguiría y me alcanzaría, era obvio. Así que mejor me quede quieta y en silencio. Esperando a que él se acercara.

Al cabo de unos minutos, lo hizo.                  

Me tomo del brazo y me condujo hacia uno de los edificios más cercanos. Se hizo a un lado para dejarme pasar y eso hice. Me pareció extraño que por más que tratara de ver quién era, la luz estuviera en mi contra.

Cruce la puerta y observe que era un edificio abandonado. Hacía mucho tiempo que nadie lo visitaba. Había escombros y telarañas por todas partes. De todo el espacio, solo quedaban una mesa roída y dañada por las termitas y dos sillas no muy estables.

El me indico que me sentara. Por supuesto.

Me senté tratando de conservar la calma. Diciéndome a mí misma que si quisiera hacerme daño ya lo hubiera hecho. Aparte no estaba del todo segura de que me pudieran herir en mi propio sueño…

-Alexandra-recito mi nombre con voz gutural-me alegra volverte a ver.

¿Volverme a ver? ¿Yo conocía a este hombre?

El chasqueo los dedos, y la habitación oscura se ilumino, dejándome ver su rostro.

Casi me caigo de la silla. 

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora