Frenesí.

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CAPITULO 31

ZANDER

-¿Porque no te sientas?-me pregunto Kalem en aparente calma, mientras se acomodaba en su silla.

Mire de reojo a los demonios a mis costados, que se apoyaban en la pared y me observaban con malicia. A lo lejos, escuchaba el repiqueteo de los vasos de tequila recorrer la barra y el áspero humo de los cigarros. Fruncí el ceño y me senté.

-¿Quieres algo?-pregunto Kalem-Tengo te, agua...

Apoye los puños en la mesa, lo que causo que esta crujiera y se partiera en dos. Virutas de polvo rebotaron ante mis ojos y las aleje pestañeando. Kalem no se sorprendió, todo lo contrario. Esbozo una cruel media sonrisa que haría congelar la sangre por mis venas si no estuviera lo suficientemente loco como para retarlo.

-Quiero ver como me trajiste aquí-le conteste mientras me levantaba. Los demonios que me observaban se acercaron rápidamente y me tomaron de los brazos. No forcejee, sino que conserve mi postura, viendo con todo mi odio a Kalem.

El soltó una sonora risotada.

-Tienes agallas, debo admitir-respondió con su voz glacial-me gusta, me gusta. Suéltenlo-indico a los demonios-quiero hablar con el. A solas.

Ellos me soltaron con fuerza, haciéndome tambalear. Se alejaron de mi a rastras, como decepcionados. Arquee mis hombros y menee la cabeza. Los desgraciados me habían tomado con la fuerza suficiente para romper un carruaje por la mitad.

-Muchacho-continuo Kalem-el plazo esta a punto de vencerse.

-Aun tengo tiempo-hable con voz contenida- me quedan dos semanas.

-Lo se, y no tengo derecho a hacerte ningún daño, aun-sonrió- es solo que...tengo algunos planes en mente, que debía informarte.

-No me importan-escupí en respuesta-ve al punto Kalem. No tengo tiempo.

-No te hagas el importante. Pero que...-Kalem volvió a reírse- se me olvidaba con quien estaba tratando. Zander Lane-recito mi nombre-el muchacho mas arrogante que he conocido. Tan arrogante como para apostar su propia alma al mejor comprador.

Respire profundamente tratando de calmarme.

-Quiero algo-continuo Kalem-algo que se que me puedes conseguir.

Arquee una ceja.

-Eres un guardián. Y yo que pensé que ya nada podía sorprenderme...la pregunta es, ¿como no lo supe antes?

-¿Como lo sabes?-pregunte cruzando los brazos.

-¿Acaso también olvidaste quien soy? iSoy el demonio mas poderoso del infierno!-grito enloquecido-iYo lo se todo!

-Y me llamabas arrogante...-susurre en voz baja.

-¿Como no lo supe antes?-repitió la pregunta-tantas veces que estuviste aquí...y no me di cuenta...generalmente los guardianes tienen un...un aura que los rodea. Les impide estar en el infierno por tiempos prolongados, pero...

-Tengo sangre demoníaca-respondí-¿podemos ir al punto?

-Sangre demoníaca...-repitió Kalem, fascinado mientras se acercaba a mi-pero es muy poca, casi...casi nula...iY puedes entrar a su fortaleza! iBrillante!-sonrió mientras me observaba.

Rodé los ojos, mientras lo dejaba decir su monologo.

-Has probado estos últimos años que no eres débil-musito en voz mas pasiva-no eres un inútil como creí al principio. Te he visto pelear y jugar allá dentro-indico hacia el bar- eres un contendiente fuerte pero lo que te hace mas letal es...tu inteligencia. Tienes la cabeza dura. Y eso, es precisamente lo que necesito.

Suspire con impaciencia.

-Te liberare de tu deuda-soltó así sin mas-no me debes nada-dijo Kalem, mientras iba a sentarse nuevamente a su silla, con la mesa destruida a sus pies.

-¿Que?-fue lo único que pude responder, mientras sentía que el aire abandonaba mis pulmones.

-Así es-musito Kalem mientras me observaba-no me debes nada.

Arquee una ceja.

-¿Que quieres a cambio?

-¿Acaso me crees...?

-¿Que...quieres...a cambio?-repetí la pregunta, enojado.

-¿Problemas de ira?-ironizo Kalem.

Me quede en silencio, esperando a que continuara.

-Un objeto insignificante...no es nada...

-Si no fuera nada no lo estarías canjeando por mi alma-respondí-dime que es.

-Antes de eso, ¿estas interesado?

-No te diré nada hasta que me digas que quieres.

-Aquí el que sale perdiendo eres tu, no yo-me respondió Kalem-si no quieres saberlo, adelante. Te regreso a Berlin, con 15 días para que me entregues todo lo que me debes. ¿Lo conseguirás? Si es así, entonces largo. Apuesto a que ni siquiera llevas la mitad.

Me trague mis propias palabras mientras me calmaba. Por mucho que lo odiara, el tenia razón. Tenia razón en cada maldita palabra que acababa de decir. Y si quería ser honesto, si, esto era prácticamente un salvavidas en el mas literal de los sentidos. Kalem me estaba salvando el pellejo, pero, ¿a que precio? No lo sabia.

-¿Estas interesado?-repitió con calma.

-Estoy interesado-conteste-ahora dime que es.

-Necesito un libro-Kalem continuo-un libro que se hace llamar profecía. Esta en el palacio donde estas durmiendo. Consiguelo y tráelo.

-¿Un libro? ¿Tanto alboroto por un libro de historia?-resople.

-¿Sabes que se puede hacer con ese libro?-pregunto Kalem, con los ojos alarmados.

-Lo único que se es que están escritas las cosas que pasan-me encogí de hombros-¿eso es lo que quieres?

Kalem relajo su postura, aliviado.

-Si, tienes dos semanas para traerlo. Aunque no creo que tardes tanto, ¿o si?

Volví a bufar.

-Dame solo unos días-le respondí-y te lo traeré.

-Hecho-respondió el demonio-puedes irte-Kalem agito su mano y un remolino color purpura apareció a mitad de la habitación. Olía a azufre y a podrido.

Suspire mientras me dirigía a el, pero entonces me voltee.

-¿Que piensas hacer con el libro?

-Adiós, Zander-y con un movimiento de su mano me empujo por el remolino. En unos momentos, volví a estar tumbado sobre la nieve, con la cabeza dándome vueltas.

Me incorpore rápidamente y me quite la nieve de mi ropa. Al parecer no me había ausentado por mucho tiempo. Gruñí para mis adentros. Tenia que regresar exactamente del lugar al que había escapado.

Al menos, esta era la parte fácil. Lo peor estaba por comenzar.




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